sábado, octubre 16

Navidad empieza en Octubre.

Siendo niños éramos agradecidos con los que nos llenaban los calcetines por Navidad. ¿Por qué no agradecíamos a Dios que llenara nuestros calcentines con nuestros pies?
-G.K. Chesterton

    Aunque apenas estamos en Octubre, ya los comerciantes se disputan los clientes para las fiestas navideñas, cada vez es más temprano, uno de estos años empezaran sus ventas en Enero. Lo curioso del caso es que hace algunos años como vendedores honrados promocionaban sus productos convenciendo a los padres sobre los juguetes que debían comprar a sus hijos. Aquello no era tan malo pues se está tratando con personas adultas que deberían tener criterio propio y decidir con conciencia si lo compran o no. 

Durante la semana en el periódico han venido catálogos de juguetes. Para que “desde ya veas lo que quieres y se lo pidas a papá” de modo que ahora los comerciantes se dirigen directamente a los muchachitos para que hagan sus exigencias de fin de año. Los catálogos vienen acompañados de calcomanías que los niños pueden pegar en las diversas páginas con frases como: ¡Es mío!, ¡Este me lo va a comprar mi abuelita! ¡Aquí está el que me van a comprar! Etc. 

Y es que hace algunos años se nos enseñaba que los regalos eran exactamente eso, un obsequio que nacía de la buena voluntad de la persona que nos lo diera. Jamás eran una obligación ni una exigencia. Podíamos decir lo que queríamos pero eso no significaba que lo recibiríamos. Claro, en aquel entonces la publicidad también nos bombardeaba pero de una manera más decente, pienso yo, pues el enfoque era hacia los padres. 

Y si bien es cierto no es lo más importante, una parte bonita de esta época es precisamente el regalar. El ver a los niños con sus bicicletas, patines, carritos o cuantos chécheres le hayan comprado. Pero la exigencia y malcriadez con que los niños y jovencitos hoy en día exigen las dadivas da mucho que pensar. 

Me ha tocado ver a padres endeudándose con tal de darles a sus hijos lo que le han pedido. Yo recuerdo mis navidades de una manera diferente y especial. En casa nunca sobraba el dinero, pero siempre recibimos algo especial y bonito. No siempre era lo que hubiéramos pedido en nuestro egoísmo infantil, pero no tengo ningún trauma por eso, es más tengo lindos recuerdos de aquella época y de las diversas formas en que nos sorprendieron mis padres. 

Creo que algo se pierde cuando los niños exigen los regalos cual si se tratara de un derecho inalienable de la vida. Igual nos pasa a nosotros con la vida. Me quejaba al recibir cada catalogo con sus stickers de exigencia. Cuanto nos parecemos a niños malcriados. Una vez más las bendiciones se convierten en cosas comunes y perdemos la oportunidad de dar gracias pues creemos que lo que recibimos por gracia no es más que una simple obligación.

1 comentario:

  1. En mi casa nos han tocado navidades muy pobres, y también navidades con el árbol lleno de regalos, muchísimos. Lo único que nunca cambia es la hermosa familia con la que comparto la mesa; mi mamá, mi papá y mi hermano.

    ResponderEliminar