sábado, noviembre 24

¿Por qué no te callas? De autoridad y tolerancia.

Hace unas semanas ocurrió en la cumbre Iberoamericana un hecho que ha trascendido quizás más como una anécdota cómica y curiosa que como un hecho para llamar a la reflexión. -¿Por qué no te callas?- soltó de repente el rey, echando por el suelo todo el protocolo que suele acompañar a una figura de semejante envergadura. Dicen por allí (no me consta) que hasta ringtones han sacado con la frasecilla que pronuncio el Rey de España al presidente venezolano Hugo Chavez.
Y vamos para ser sinceros Chavez estaba dando suficientes motivos para que le callaran la boca y aún más quizás hasta para ser sacado de la sesión. Si no te has enterado del asuntito cosa que sería bastante extraña he aquí un link donde puedes leer la noticia y hasta ver un pequeño vídeo del suceso. http://www.elmundo.es/elmundo/2007/11/10/internacional/1194711476.html
Yo quiero tocar por lo menos dos puntos que me han hecho pensar de todo este alboroto. Debo admitirlo de antemano; no simpatizo con Hugo Chavez. Me parece que en muchas ocasiones se comporta como un completo patán prepotente. Sin embargo es una autoridad (no mía gracias a Dios) y por lo tanto como tal merece respeto, quiera yo dárselo o no. Cuestionar si Chavez merece o no estar en el poder es un asunto de nunca acabar. Merece porque fue elegido democráticamente o por lo menos eso parece. Un choque de autoridades aparente; un rey vrs un presidente.
-No es cuestión de quién es más- me comento una amiga al yo preguntarle quién tenía más autoridad. -Chavez se estaba comportando de manera indebida y por lo tanto cualquiera podía llamar su atención a ese punto- el rey hizo un poco más que llamarle la atención a ese punto, pero creo que en este caso mi amiga tiene razón. Eso me ha llevado a otros puntos como considerar la manera en que el rey gano su autoridad a punto de sangre y tras una de las dictaduras más crueles de la historia (¿así se gana la autoridad?) pero bueno no soy yo quién para cuestionar métodos de conseguir autoridad y solo quería comentar que esto fue algo que me hizo pensar.
El otro punto (con el cual me quedo) es la respuesta diplomatica, cabal y acertada de Zapatero a las impertinencias de Hugo Chavez: "Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica y no seré yo quien esté cerca de las ideas de Aznar, pero fue elegido por los españoles y exijo ese respeto" me quito el sombrero ante esta declaración de Zapatero. Aznar un rival directo y en contraria oposición a él pero Zapatero sin dudarle exige el respeto que es debido. Igual es una lección de tolerancia de ideas diferentes de respeto e inclusive de aprecio a quienes pudieran ser nuestros contendientes. Ah! la tolerancia esa palabrita tan fácil de desviar. Eso me hizo pensar este encontronazo del rey y el presidente. ¿Que te hizo pensar a ti?
Quizás he pensado algunas cosillas más pero no será este el momento en que yo las escriba; sobre todo porque escucho una pequeña voz en mi cabeza que me dice algo así como: -¿Por qué no te callas?- sera mejor que obedezca.
Ariel

domingo, noviembre 18

Un voto para la fantasía.

Amo la fantasía. Crecí escuchando de la voz de mi padre historias de gigantes de colores, ríos con sabores, princesas encantadas y tenebrosas brujas. Quizás sea por eso que he tomado la fantasía como un legado personal. Esa es (creo) la razón por la cual las declaraciones como: “Es una cosa de niños” o “es un tontería” me hace entornar los ojos y de alguna manera buscar la forma de defender la fantasía de todos sus crueles detractores.
La fantasía nos permite hacer algo que por nuestra condición de mortales limitados jamás podríamos hacer. Nos permite crear, nos permite construir, sin necesidad de los terrenales instrumentos. ¿Quién no ha levantado en un dos por tres un castillo con fuertes paredes amuralladas y temibles dragones custodios solo con escuchar la frase “era una vez en un castillo lejano”?
No creo en la fantasía como un método de escapismo, donde imagino lo que no podría ser YO en el mundo real. Pero creo en la fantasía que me permite jugar con las posibilidades, armar ideas, soñar mundos. Y porque no, imaginar que en algún lugar exista un reino más justo, exista algún caballero de verdadero corazón puro, una princesa hermosa que espera ser rescatada.
-Me gustan los hechos reales- suelen decir los oponentes a la “vulgar fantasía” ¿en realidad existe alguna persona en el mundo que le gusten los hechos tal y como son? Para hechos reales, allí está el periódico, plagado de muerte, injusticia y Dios sabe cuántos más sinsabores.
La fantasía no es cosa de niños, es una manera linda e inteligente de contar verdades profundas. Reto a cualquier persona que haya leído a conciencia a J.R. Tolkien o C.S. Lewis a decir que sus escritos son meros cuentos para niños cabezas huecas o niñas que no pueden distinguir la fantasía de la realidad.
De ninguna manera pienso que exista una guerra entre fantasía y realidad. De hecho estoy convencido que la fantasía también puede ser llevada a extremos insanos. Sin embargo una vida sin fantasía llena de “realidades” debe ser bastante estresante. De todas maneras estoy dispuesto a escuchar voces de “realistas consumados” que estén dispuestos a dar su punto de vista.
Yo le doy un voto a la fantasía y ¿Tú?

domingo, noviembre 11

Yo también leí a Harry Potter

Estoy oscilando entre la vergüenza y la absoluta admiración y reconocimiento. Sí, yo también sucumbí al fenómeno mercadotecnico literario de Harry Potter. Es más, en un acto (quizás) desesperado de ponerme al día me he leído los siete libros en dos meses.
Debo admitirlo, J.R. Rowling sabe como contar una historia. Un buen relato, bien estructurado con todas las trabas merecedoras y con soluciones asombrosamente sorprendentes. Hace de un chico mago, una historia increíble.
Rowling y Potter han creado desde el principio diversas reacciones; los religiosos conservadores se persignan ante semejante desparpajo de brujería y poderes ocultos, los literatos pomposos y conocedores de grandes nombres y grandes obras, rasgan sus vestidos señalando la "Pottermania" como una muestra más de la decadencia del oficio literario. Los más morbosos ven e imaginan el satánico pacto que debió haber realizado Rowling para tener tan buenas ideas y una historia tan completa. Por ultimo los "Pottermaniacos" que no pueden ver nada ostensiblemente malo en un niñito (joven con el tiempo) con una cicatriz en forma de rayo en la frente y dos o tres poderes.
Quiero intentar no caer en ninguno de estos baches. Quiero dar una mirada sincera y limpia a estos libros; verlos como lo que son. No son un relato cien por ciento infantil lleno de inocencia y que puede ser distribuido entre los infantes sin mayores miramientos. Tampoco es un manual de oscurantismo con perversos conjuros y macabros ritos para hacer pactos diabólico.
Es una historia ficticia muy buena, con lecciones acertadas y otras bastante erradas. No podemos pedirle más de lo que es. Nunca nadie ha temido que el leer el Quijote nos vuelva locos caballeros andantes, sin embargo de tener algún familiar con tendencia a pelear con molinos y a imaginar situaciones megalomaniacas, tendremos mucho más cuidado de recomendarle la lectura de semejante manual. Algo similar ocurre con esta serie de libros.
Un libro siempre tendrá sus bemoles; no por ello debe ser erradicado, prohibido, eliminado o quemado. Esos tiempos (creo) ya pasaron.
No sé, no puedo defender a Rowling de las acusaciones que pesan sobre ella. Puedo sin embargo defender sus escritos como una obra literaria muy bien realizada. Yo no sé, yo también leí Harry Potter y me gusto. (Quizás este embrujado)
Ariel

lunes, noviembre 5

Principio de incertidumbre

El modernismo nos dejo entre otras muchas cosas, la certeza de que hay verdades absolutas e irrefutables. El postmodernismo en cambio mueve lentamente la cabeza negando la veracidad de semejante declaración y nos dice que la única verdad absoluta es que no existe absolutamente ninguna verdad.
Hay que confesar que si bien es cierto vivimos dentro del postmodernismo (algunos aseveran que ya es el retro modernismo) nuestro pensamiento esta mucho más marcado por el modernismo. Queremos certezas absolutas, verdades grandes y relucientes que nos permitan aseverar con ojos cerrados que tenemos la razón. Sin embargo pronto podríamos darnos cuentas que no hay tantas verdades grandes y relucientes como nos gustaría.
He estado pensando sobre cuál es mi postura exactamente, tengo convicciones fuertes en muchos aspectos y dudas poderosísimas por otro lado. ¿Cuál es el punto exacto? Una vez más quizás sea un equilibrio aunque eso sería relativo.
¿Verdades absolutas o relativas?