jueves, enero 13

Desempolvar el blog y algunos temores.

Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza.
Antonio Machado


Contrapunto esta empolvado. Las telarañas se han colgado alegremente de la última entrada y podría jurar que hasta vi una cucaracha escurrirse entre las letras del último post. No creo que nadie realmente nos eche de menos, aunque me gustaría que fuera de esa forma. Sin embargo siempre es valido hacer la aclaración de que el último mes ha sido un mes de vivir, de tener experiencias, de pensar y de acumular muchísimas vivencias para plasmar en estas páginas. Cómo bien decía el último post, nos hemos dedicado a vivir para tener algo de lo que escribir. 
El problema ahora es que las ideas se arremolinan y pelean por salir. Cómo ustedes sabrán suelen ser desordenadas egoístas e impertinentes así que he decidido empezar a dejarlas salir de a poco, en filita y a pesar de eso estoy seguro que esta entrada parecerá un desorden sin pies ni cabeza, sabrán ustedes disculparme y tenerme paciencia. 

Me molesta la forma en que algunas personas se creen mejores que otras y señalan con desprecio al que no cree a pie de puntillas igual que ellos. Creo que hay que tener convicciones, creo que en el debate y en mantener puntos firmes. Pero no creo en el menosprecio y en el rechazo de una persona por el simple hecho de pensar diferente en asuntos de los cuales también podemos estar equivocados. 

Lo más triste es que estas personas pronto se cuelgan títulos como "cristianos" o "seguidores de Jesús" y acaban pisoteando el nombre más precioso y convirtiendo el mensaje de amor en un mensaje de odio donde lo más importante es cualquier cosa menos lo realmente importante.

Tengo miedo de ser como ellos, tengo miedo de dejar de verme como soy: un ser imperfecto amado y rescatado por gracia. Y empezar a creerme que compré la verdad, que he sido llamado a menospreciar a burlarme a maldecir.

¡Oh Dios! Recuerdame cada día quien soy.

Ariel