viernes, octubre 31

¡Todos a la esquina!

Y bueno, al final voy a quedar como necio. (Yo que tanto me esfuerzo por disimularlo) Ya sé que mis temas van a parecer repetitivos pero por allí dice "de la abundancia del corazón habla la boca" y yo puedo añadir sin temor a equivocarme, que también de esa abundancia escriben los dedos.

Sí, una vez más voy a recalar en la bendita educación (lo de bendita viene siendo así como una ironía) El día de ayer me toco que leer en los periódicos que una vez Panamá es catalogada entre los países con peor educación. 16 países latino americanos fueron evaluados en los niveles de primaria. Matemática y Español era la prueba. Panamá quedo de numero 15 superando solamente a República Dominicana. Menudo consuelo, ambos paises merecemos ir al rincon de los castigados.

Allí no acaba todo, sino que de los 16 países estudiados Panamá es el que más "invierte en educación" con seiscientos y tanto de millones anuales para tal fin. Esos millones definitivamente no se vieron reflejados en los estudios pues Nicaragua y El Salvador con presupuesto por mucho inferiores al del Panamá quedaron por encima de él.

Ya sé que no es una competencia de que niño sabe conjugar mejor los verbos o hacer divisiones. Es más no soy ni siquiera amante de este tipo de estudios y los que me conocen saben cuanto me repelen las frases como "Un estudio dice que tal país es bla bla bla..." estudios condicionados digo, subjetivos, habrá que verlo. Sin embargo yo no tengo dudas en cuanto que la educación de Panamá es malisima. Yo soy un estudiante más del sistema.

Ya lo dije hace poco cuando me enoje porque el menosprecio hacia la poesía, en Panamá nos interesa más sumar (en la practica) muchos billetes de los verdes. Para que perder el tiempo leyendo un libro, cuando se puede estar ganando unos buenos dolares. ¡Que la vida esta cara! y para mantener el celular de quinientos dolares (pagado a cuotas mensuales) el cable, el Internet, el carro y el aire acondicionado, hay que partirse el lomo y para estudiar no queda tiempo. Mucho menos para perder el tiempo leyendo (y encima de eso gastar dinero comprando libros) tonterías como aquella del tipo que quería pelear con molino creyendo que se trataba de gigantes.

Y bueno, llego la hora fatídica. Señalar culpables. ¿Por donde empezamos? ¿Profesores? ¿Estudiantes? ¿Padres? ¿El sistema? ¿Ministerio de educación? Yo no sé. Me gustaría saberlo para por lo menos poder mirar mal a alguien y señalarlo como el culpable pues no puedo evitar esa extraña sensación de que yo también tengo algo de culpa porque podría estar haciendo más.

8% de crecimiento anual, y ¿Cual es el porcentaje de muchachitos que pasan al siguiente grado sabiendo apenas que su ma-má los a-ma y su pa-pá to-ma la pi-pa? Urge hacer algo. Podría escribir paginas enteras hablando aun más sobre la educación universitaria, pero esa aun no la evalúan, estoy seguro que cuando lo hagan sera otro chasco. Vendré entonces de nuevo yo con la misma necedad y terminare igual que ahora preguntándome ¿Qué hacemos? ¿Qué hago yo?
Ariel

La crisis economica con un poco de humor


La crisis economica en la que estamos es complicada pero también es bastante sencilla. Me encanta esta presentación humoristica de la situación. Yo creo, sencillamente, que cuando gastamos más de lo que tenemos el resultado es que no tenemos nada (es algo como 1-2 = -1, o por lo menos así lo aprendí yo). Las consequencias de la mala administración de recursos las sufrimos todos de alguna manera u otra. Pero nosotros individualmente también tenemos que cuidar de que estemos administrando bien los recursos que tenemos.

La crisis economica se ha convertido en un aspecto muy importante de la campaña electoral en EEUU. Ya con menos de una semana para las eleciones, es muy interesante la cantidad de medios de comunicación que han empezado a dar su apoyo inequivoco a Obama, entre ellas el muy respetado Economist (ya que estabamos hablando de la economía).

lunes, octubre 27

¿Para qué sirve un blog exactamente?

[Hoy le damos la bienvenida a Isaura quien se nos une como la contribuidora más nueva de Contrapunto. Es Salvadoreña y le gusta mucho leer, escribir, entre tantas cosas más. Ella es una persona idealista y apasionada, encuentra placer en luchar por lo que quiere y le interesa encontrar propósito en lo que haga. Disfruta de discusiones y está abierta a escuchar opiniones diversas. Pueden leer su pequeño bio, y seguirán conociéndola más por medio de sus escritos y contribuciones a Contrapunto.]

No mucha gente tiene la costumbre de llevar un diario de vida. Muchos lo consideran una pérdida de tiempo. Otros y otras más llevan un diario por un período determinado de sus vidas, en especial aquellos que han exigido grandes cambios o se ha aprendido mucho, y no quieren que ese tesoro de sus vidas se pierda con el tiempo.

La escritora española Rosa Montero dice en su libro "La Loca de la Casa", que los escritores escriben contra la muerte. Puede ser. Aunque cada quien tiene sus propios motivos para tomar el lápiz y el papel, o las servilletas, o los márgenes de los periódicos, e incluso la computadora, para escribir lo que quiera escribir en cierto sentido las letras ofrecen esa brillante posibilidad de preservar por más tiempo lo creado.

La música es bella y trae gran gozo al espíritu, pero no dura mucho; una obra de teatro, lo mismo; pero lo que queda guardado en papel raramente se pierde, y quien lee o escribe puede volver una y otra vez a lo mismo, podrá vivir y disfrutar la historia o los versos cada vez que quiera. La pintura es quizá la manifestación artística más parecida a la escritura, porque como decía un profesor mío, escribir es pintar con palabras.

El hecho de escribir -o incluso cualquier otra manifestación artística- refleja necesariamente una inconformidad -esto lo dice también Vargas Llosa- con la realidad vivida, ya sea porque esta no resulta como uno quisiera, porque le falta encanto, emoción, turbulencia, cualquier cosa, o porque se ha vuelto simplemente insoportable. No es raro encontrar en las biografías de muchos grandes escritores y artistas experiencias durísimas, muchas de ellas vividas en sus infancias: Nabokov perdió con la Revolución Rusa todo su mundo conocido, su dinero, su posición y hasta a su padre; el padre de Julio Cortázar se fue cuando él no tenía aún 4 años, y nunca más se puso en contacto con ellos, ni siquiera cuando él ya era un escritor famoso; y así abundan muchos otros ejemplos. Rosa Montero tiene también su duelo personal que no cuenta. Yo también tengo los míos, y tampoco hablo de ellos.

Pero escribir no implica solamente una huida, aunque a veces parta de eso. También refleja algo soñado, el paraíso perdido que se quiere recuperar. Y las alegrías, las caídas y las lecciones que no quiere perder de vista, porque no creo que alguien desee conscientemente volver a vivir una experiencia sumamente dolorosa para recordar algo que eso le dejó pero que al final se le olvidó. Y el escribir implica no sólo la recuperación del Paraíso, sino su preservación.

Con la tecnología, ahora se puede tener un blog para escribir de lo que uno quiera, desde lo que le pasó en el día hasta las respuestas que ha encontrado o cómo ve su existencia. Y la ventaja de un blog es que si se quiere se puede compartir con otros, con los amigos o con los otros millones de personas que frecuentan el sitio.

No se trata de delirios de grandeza ni nada parecido. Al contrario, se siente bien que alguien se tome el tiempo de leer lo que escribes y que has decidido compartir, porque a lo mejor lo que escribes puede ayudar a otro en maneras que nunca hubieras imaginado. No conozco el universo personal de quienes leen este blog, qué se yo de sus silencios, de su poesía, de su melodía o de lo que piensan al levantarse en la mañana. Pero si algo de lo que escribo sirve, ¡Enhorabuena! Es como sentir que hay otro detrás de otra pantalla que comparte lo que dices, que tal vez está pensando en las mismas cosas, y así la función preservadora de la escritura trasciende lo propiamente personal. No sabemos hasta cuándo estaremos aquí, pero si por si acaso no vivo lo suficiente como para escribir mi próximo blog, habrá una o dos personas más –espero- que recordarán en el silencio de sus noches o en una reunión de amigos algo que dije o pensé. Se escribe contra la muerte.

Pero no se trata tampoco de dar respuestas a las grandes preguntas ni de decirles a los otros cómo vivir, pues lo único que sabemos es que no sabemos nada; porque como dice también Rosa Montero, la literatura no es mundo lleno de respuestas sino de preguntas.

Por Isaura (Publicado previamente en su blog privado.)

domingo, octubre 26

Una ineludible ley fundamental de la economía: la escasez de recursos

Por Ricardo J. Flores (Previamente publicado en el blog LatAm Development)

Si una sociedad quiere llevar un nivel de vida más allá de sus posibilidades económicas reales, tarde o temprano sufrirá las consecuencias de dicha decisión. Poco importa si la decisión de tratar de llevar un nivel de vida empleando estúpidamente recursos económicos escasos, se tomó bajo argumentos de “solidaridad social” o para “evitar que el país se incendie”. De buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno.

Tampoco importa si la sociedad es o se cree rica o pobre, igualmente sufrirá las consecuencias de sus decisiones económicas pobres basadas en argumentos necios, es decir sin sabiduría, inteligencia ni comprensión de la realidad y además, sin ponderar realmente las consecuencias futuras de las mismas.

Mucho menos importa, aunque muchos no lo crean, que se confiese una ideología de derecha o de izquierda, ni siquiera de centro. Esto parecen no entenderlo la gran mayoría de los líderes sobre los cuales recae la responsabilidad de tomar o influir las decisiones sobre el uso de recursos escasos sin base ni racionalidad económica.

Los de la izquierda, o los llamados del socialismo del siglo XXI, creen que este es un pensamiento falso, o como me dijo en el año 2000 un alto funcionario del gobierno del presidente Hugo Chávez, es un “constructo” (sic) de la ideología capitalista. Porque en su opinión la escasez sólo existe en la mente de los que “inventaron” las leyes de la economía. Supongo que con lo de “constructo” se refería a una invención. Por eso las decisiones en materia económica de los gobiernos de izquierda dan mayor importancia dizque a lo “social” y desdeñan las consecuencias propiamente económicas, que poco les importan.

Por otra parte, los de la derecha, donde quiera que se encuentren, se creen inmunes a la acción de las leyes de la economía sólo por el hecho de que en sus discursos, con los que apoyan sus malas políticas, se llenan la boca con las palabras dizque a favor del libre mercado y la competencia. Pero sus acciones y decisiones no toman en cuenta para nada las consecuencias que para una sociedad libre tiene tratar de “pasarle por encima” a las leyes más elementales de la economía. Desgraciadamente, cometen el mismo error que los de la izquierda.

De hecho, y tal como está sucediendo en los Estados Unidos, aquí en El Salvador y en muchos otros pueblos del mundo, nada hay más letal para el futuro de la libertad que las consecuencias de las malas decisiones económicas del pasado, junto con las muy malas medidas que se aplican en el presente.

Las consecuencias son que las sociedades terminan volcando su desilusión y amargura por los resultados de sus decisiones económicas erradas, en las promesas fútiles del intervencionismo económico y social, de la socialización y la estatización. Y lo más escalofriante: que las medidas de socialización y mayor intervención de la economía, las terminan tomando precisamente aquellos que dicen ser los paladines de la libertad.

Como siempre, aparecerán los iluminados que explican las crisis actuales con argumentos falaces que evitan o niegan en esencia que atropellar las leyes de la economía tiene consecuencias. Una de las cuales es que lo que hoy se gasta sin control en actividades de poca o ninguna producción real y sólo en el consumo, repercute en las posibilidades de crecimiento futuro. Porque los recursos económicos disipados en el presente no tienen ningún efecto positivo sobre la expansión de las posibilidades futuras de la sociedad, sino por el contrario el de condenarla aun más a las pesadas cadenas de la pobreza y ausencia de libertades.

Este es el precio que pagaremos por incurrir neciamente en el error de obviar las leyes fundamentales de la economía. Como diría el adagio de origen inglés: “no puedes comerte tu pastel y seguir teniéndolo” (can’t eat one’s cake and have it too).

Ricardo J. Flores, nuestro invitado especial tiene un MA en International Development Policy de Duke University y actualmente reside en El Salvador. Pueden leer este articulo en su blog.

De minusvalias, ignorancia y poesía...

No sé como reaccionar; podría enojarme o llorar. La poesía es para mi (muy personalmente) una de las manifestaciones más autenticas de arte. La detallista labor de tomar palabras cotidianas y tornarlas hermosas, puede ser una tarea de titanes. Por eso quizás me parece absolutamente absurdo que existan personas que puedan encontrar en la poesía algo vulgar, obsceno o risible (la poesía pudiera tener algunas de estas características en un momento determinado, pero no como patrón general)

Ayer por casualidad, escuche a tres sujetos mofarse y ridiculizar un hermoso poema de Neruda y luego uno de Cortez. No es que yo sea un ser amargado, quién me conoce sabe que yo puede bromear sobre casi cualquier tema, pero estos sujetos movidos por una ignorancia (infinita) marchitaban los versos de Neruda y evaporaban las rimas de Cortez. Por una sencilla razón, no tienen ni la más mínima idea de que es la poesía.

Mi primera reacción (como quizás seria la tuya también) fue enojarme. Poco me falto para voltearme a decirle algunas cosas a estos sujetos, cuando una pequeña luz se encendió en mi cabeza, ellos no estaban reaccionando en base a una aguda conspiración en contra de la poesía. No estaban reaccionando con la profunda convicción de que la poesía es una herramienta que pretendía lavar los cerebros de nuestra juventud, simplemente reaccionaban a su ignorancia.

Mi enojo entonces se torno en tristeza, eran como minusvalidos que ni siquiera se habían dado cuenta. Están por todos lados, caminan, conversan, trabajan, se divierten y sin embargo les falta algo y ni ellos se han dado cuenta. Por lo general, estas personas que no pueden ver la belleza en una poesía, tampoco lo harán en un cuadro o en una hermosa melodía, simplemente están incapacitados para eso.

Nuestra "educación" cada vez más "pragmática" hace que estos elementos del arte, sean posesión exclusiva de unos cuantos que puedan darse el lujo de disfrutar de ellos. O de los tontos de capirote que no teniendo nada mejor que hacer, se sientan a leer un libro (como si fuera la gran cosa) ¡lo importante es ganar dinero! (Eso también tiene su lugar, lo sé) y así como la poesía o una buena historia no da dinero ( a menos que la haga Holliwood) entonces dejamos todo eso a un lado.

Aun estoy enojado, pero también estoy triste e intentando buscar que rayos puedo hacer yo. Quizás no sea mucho pero algo debo hacer. Es una minusvalía que muchos no han tomado en cuenta, y quizá nunca lo hagan. Sin embargo, no podemos culparlos, hay que perdonarlos pues no tienen ni la menor idea de lo que hacen.

Ariel

sábado, octubre 25

Isaura

Isaura nació en El Salvador en 1983, cuando su país enfrentaba una guerra civil que duró 12 largos años. Le gusta leer mucho, escribir, crecer como persona, aprender cosas nuevas, las lenguas, conocer gente y otros lugares. Las montañas y las playas no demasiado concurridas le encantan, y tener buenas conversaciones acompañadas de buen café. Idealista y apasionada, encuentra placer en luchar por lo que quiere y le interesa encontrar un propósito en lo que haga. Ha trabajado en cooperación internacional y en non-profit con latinos en Washington, DC. Política y teológicamente progresista, disfruta de discusiones y está abierta a escuchar opiniones diversas. Adora la carne de cualquier tipo y preparación -menos cruda-, los postres, la historia, la política y la literatura latinoamericana, rusa y los clásicos. Disfruta bailar, la música y el cine alternativo.

viernes, octubre 10

"La era del fútbol"


Mezclar fútbol y literatura no es tan extraño en estos días. Pero mezclar filosofía, sociología, política y fútbol si resulta un poco más exótico. Hace unos días terminé la lectura de "La era del fútbol". Este libro, escrito por un intelectual argentino, se encarga de desnudar al completo las falencias de nuestra sociedad a través de una pelota golpeada por 22 sujetos en pantalones cortos.

El fútbol es más que un deporte señala, es un espejo de nuestra sociedad. A pesar de que en un principio la declaración me pareció bastante exagerada, con la lectura del libro fui descubriendo aspectos que si bien es cierto están al descubierto para todos, muy pocas son las personas que se detienen a reflexionar en cuanto a ello.

Sebrelli apunta de manera directa, la relajación de la moral de la sociedad. Durante 90 minutos, los valores morales se suspenden y lo único importa es ganar, no importa si esto se consigue engañando al arbitro, o golpeando al rival. El autor apunto como muchas veces nos encontramos a nosotros mismos deseando que nuestro equipo no se castigado por alguna jugada ilegal, y muchas veces hasta justificandolo. ¿Doble moral? ¿Relativismo? Se podría decir que es solamente un juego, de no ser que vemos los mismos males en nuestros gobiernos, pueblos, universidades, países y el mundo entero.

El autor hace una importante analogía entre fútbol y religión. Señala como el fútbol esta lleno de elementos místicos similares a los de las antiguas religiones paganas. Un templo, un estadio, dioses o semi-dioses, jugadores llamados dioses, ritos y cánticos, el canto de las barras en los estadios, rituales y superstición, amuletos. La similitud es sorprendente, quizás demasiado sorprendente como para se pasada por alto.

Sebrelli concluye que el fútbol puede desaparecer en cualquier momento como lo hizo el circo romano o las olimpiadas en su momento. Sin embargo también apunta que podría quedarse para siempre sumiendo a las personas en una dependecia enfermiza. El autor dice: "No importa si no lees, o si no sabes nada de política, lo que queremos saber es si vas a Boca o a River" Aquellos que nos movemos en círculos seculares y cotidianos (sobre todo los varones, aunque ahora las chicas no escapan de esa realidad) sabemos que si no sabemos el resultado de los juegos del fin de semana, no tendremos tema de conversación para el lunes por la mañana (ni el martes, ni el miércoles).

Juan José apunta además: "Se alegará que estamos exagerando, que al fin se trata tan sólo de un entretenimiento inocente, pero no lo es: por una mera diversión nadie desea la muerte del adversario, y en algunos casos aun lo mata, ni se suicida, ni muere de un infarto, ni cae en depresión a causa de la derrota -todo lo cual suele ocurrir con bastante frecuencia- si en algún momento otros entretenimientos inocentes como el ping-pong o la filatelia adquirieran las características de obsesión colectiva que tiene el fútbol, habría que señalarlos también como gérmenes totalitarios"

Luego de leer un libro así, cualquier fanático o simpatizante del fútbol deberá evaluarse. Si bien es cierto, nunca he deseado matar a alguien o siquiera pensado en suicidarme por un juego, habrá que admitir que a ratos le he dado muchisima más importancia que la que tiene. No he llorado, pero he estado al borde de las lágrimas. No creo que hay que descartar el fútbol, pero si habrá que tomarlo con pinzas como todo en esta vida.

Conclusiones no puedo dar. yo mismo estoy asimilando tantos golpes en las 346 paginas que abarca el libro. Que leas el libro es lo más acertado que puedas decir y que tú mismo saques tu conclusión sobre esta "era del fútbol" que estamos viviendo.

Ariel