sábado, octubre 16

El hambre y la comida en la basura

Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre.-Leon Tolstoi

Hoy nos tocó limpiar la refrigeradora. Ustedes saben como es eso, empiezas a limpiar sólo para descubrir que tienes que botar comida que se había dañado. Es rara esa sensación de culpabilidad que me llevo cuando tengo que desechar cosas y pienso --otras personas no tienen nada que comer y yo estoy aquí botando comida. Para hacerlo peor, después de limpiar abrí el periódico para descubrir que hoy fue el Día Internacional de la Alimentación. 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Panamá hay unas 500 mil personas que sufren de carencias alimentarias. Lo que siempre cruza mi mente cuando leo noticas como estas es –¿qué puedo hacer para ayudar? 

La mayoría de esas 500 mil personas viven en áreas rurales de Panamá. Deodoro Roca, un representante de la FAO, dijo hoy en La Prensa que “los problemas de nutrición de estas áreas están las deficiencias en el sistema educativo”. Según la FAO, “la situación de la mujer, su preparación, y educación juegan un factor clave…cuanto menos educación tiene la mujer, mayor es la prevalencia de la desnutrición crónica en los hijos.” 

A veces cuando escucho números grandes como 53 millones de personas con carencias alimentarias en el mundo me siento pequeña e incapaz de hacer algo para ayudar. Sin embargo, tampoco creo que deberíamos darnos por vencidos por sentirnos pequeños. Es increíble el poder que puede tener la educación y espero, de alguna manera, poder ayudar aunque sea de esa manera, apoyando a los que se dedican a esa difícil tarea de educar en estos lugares, mientras busco una manera más tangible de ayudar. 

Tal vez voy a intentar no dejar que se nos dañe la comida en la refri esta vez.

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