jueves, octubre 7

Educadora por accidente

Por cada persona que quiere enseñar, hay, aproximadamente, treinta personas que no quieren aprender.
-Walter C. Sellar

Hace un par de años me convertí, por accidente, en una educadora. Por mucho tiempo había soñado en ser escritora, periodista, teóloga, o quizás dirigente comunitario pero, había ignorado por completo las oportunidades presentadas dentro del campo de la educación. No puedo decir si era ignorancia o si lo estaba evitando por algunos prejuicios que he formado al ver que a veces el sistema educativo en vez de formar personas pensantes con mentes críticas, desarrolla personas que saben leer sin pensar y escribir (tal vez) sin reflexionar. Eso no me gustaba y no quería quedar atrapada dentro de ese sistema. 

Y ahora que estoy aquí, hay algunas cosas que no me gustan del mundo de la educación básica. Me parece que por conseguir notas muchas veces se asignan muchos trabajos pequeños y sin sentido. Siempre estoy intentando pensar en la mejor manera de dar trabajos que tengan sentido y realmente enseñen algo útil. Otra cosa que no me gusta es que muchas veces los estudiantes ven las materias que damos como una prueba a pasar no como algo placentero como yo creo que debería ser. Eso mata el gozo muchas veces de enseñar las cosas que me apasionan. 

Aun me parece atractiva la idea de ser (algún día) escritora, teóloga, o tal vez profesora en la universidad; sin embargo, por ahora me encuentro como educadora dentro del mundo de la primaria y secundaria y estoy descubriendo muchas cosas que me gustan de este mundo. La principal es que al enseñar yo aprendo MUCHISIMO, es imposible intentar enseñar bien sin aprender mucho más que los estudiantes. Eso me sirve muchísimo si me quedo en el mundo de la educación o si decido seguir otros caminos después, porque el conocimiento no me hará daño. 

También me he encontrado con muchos maestros muy creativos y retadores, ellos son de los que atrapan la mente de sus estudiantes y los impulsan a pensar. Esto me inspira muchísimo. Otra cosa que estoy descubriendo es que me encanta el contacto humano y el impacto individual que se tiene como educador. Creo que siempre sueño (como escritor, teólogo, o profesor) en tener un impacto en las vidas de personas en particular y cuando uno es educador eso ocurre aun cuando no puedas ver los resultados finales. 

Así que, por ahora, estoy contenta de ser educadora y me da mucha curiosidad saber dónde me va a llevar este camino que empecé a caminar de una manera tan "accidental".

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