jueves, octubre 7

¡Que lindo es ser presidente! II

-Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo.
Giuseppe Mazzini


Hace un año, seis meses y tres días escribí “Que lindo es ser presidente” Aun recuerdo el ambiente que me llevó a escribir sobre eso, se respiraba esperanza por un lado y duda y temor por el otro, algunos consideraron que, por fin, se había acabado la era de los “huesos viejos” en la política, que por fin venía el “cambio” porque un hombre que caminaba en los “zapatos del pueblo” prometía que era el turno del pueblo. Yo escribí con resquemor, con deseos de estar equivocado con la esperanza de no tener razón y estar hoy escribiendo una fe de erratas, una sincera disculpa y felicitación al hombre que había demostrado ser quien prometió. 

Sin embargo esta es de las veces en que pesa decir que se tenía razón. No es novedad, no se le puede pedir peras a un olmo, no se le puede pedir a un político que sea honesto o a un hombre que solucione los problemas de este alicaído mundo. De modo que decir que estoy decepcionado sería mentira, digamos que ya me lo esperaba. Sin embargo no puedo evitar sentir otras cosas como frustración y temor de lo que está ocurriendo y lo que aun van a ocurrir. 

No me gusta como mi Panamá se tambalea herida de muerte ante la prepotencia de nuestros gobernantes, la impunidad de los corruptos y nuestra indiferencia. Y es que al final la culpa la tenemos todos. Sin embargo poco puede hacerse ante la arrogancia de nuestro gobierno, ante el orgullo de nuestro señor presidente que ha decidido aplicar las técnicas que le han hecho millonario y hacer de nosotros, sus ciudadanos, unos empleados más. 

Ya no importa que se echa al tinaco de la basura: bienes, leyes, reputaciones, carreras enteras, profesiones, vidas, la constitución y la democracia misma. Bajo un errado concepto de gobernar en el cual el toma las decisiones aun en contra del clamor popular y donde confunde sus funciones de presidente con las de un monarca. 

Es cierto que en todos lados se cuecen habas y muchas veces la falta de educación de la oposición y de nuestros periodistas hace que las cosas se salgan de orden y en vez de criticar e informar se dedican a insultar. Sin embargo también es cierto que el gobierno ha demostrado tener la piel demasiado sensible cada vez que se le señalan los errores. En fin el tema da para muchísimo más, quizá en otro momento toque las otras perspectivas. Hoy sólo quiero desahogarme aquí, plasmar en este blog el mal sabor de boca que tengo y dejar flotando en el ciberespacio esta incomodidad que me carcome y no sé como liberar

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