sábado, mayo 19

De Twilight a Drácula

La literatura es una extraña máquina que traga, que absorbe todos los placeres, todos los acontecimientos de la vida. Los escritores son vampiros.
George Bernard Shaw


Estoy por empezar a leer el Drácula de Bram Stoker. Me he rendido por vigésima vez con los tres mosqueteros pues pese a mis intentos de ser culto y leer un "clásico" se me ha atravesado en el camino la decepción con un D'Artagnan mucho más mundano y menos heroico del que me habían pintado las series, las películas y todos esos derivados de la novela. 

Así que avergonzado de mi falta de "cultez" he decidido pasarme a Drácula, ya sé, ya sé, debería ser un lector más disciplinado, sobre todo si pretendo escribir pero créanme esta en la lista de los libros "muy difíciles" de leer para mí pero con los cuales aun no me rindo; algún día.

Por otro lado he tomado a Drácula por el objeto de culto en que se han tornado los vampiros los últimos años. Ya escribí en otra ocasión mis opiniones sobre Crepúsculo y digamos que me he sentido un poco apenado por tener que juzgar a los vampiros en base a un personaje descafeinado, pálido y con serios problemas para madurar, ser un adolescente a pesar de tener cientos de años es por lo menos un caso clínico. Y he decidido leer el clásico que dio origen a la leyenda, digamos que también he escuchado buenos comentarios, aunque también los he escuchado de los Tres Mosqueteros y ya me ven.

El asunto es que espero una reivindicación del  colmilludo y su clan pues si bien no espero que me de miedo al menos me gustaría sentir un poco de respeto pues mis últimos intercambios con seres literarios que tienen colmillos y chupan sangre me han provocado lastima. Total más daño hacen los mosquitos. 

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