miércoles, enero 7

Como en las deudas y en las culpas.

Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas.
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.


Esta mañana regresé a correr después de algunas semanas de no poder hacerlo. (Tenia y de hecho tengo aun una pequeña lesión en el tobillo) Fue de lo más curioso. Mi hermana y yo no habíamos ido a correr y caminar desde finales de Noviembre del año pasado. En aquel entonces el ejercicio matinal era también una oportunidad de soledad y meditación (corremos en una pequeña cancha de softball).

Esta mañana sin embargo fue distinto. Al llegar a la cancha ya habían dos señoras y algún muchacho dando vueltas en la cancha que ya luce reseca por la llegada del verano. Pronto nos sumamos nosotros y de pronto dos señoras más y luego dos señores (al parecer a nadie le gusta ejercitarse solo) y pronto el pequeño cuadro estaba lleno de personas dando vueltas.

Como todo lugar donde hayan dos o tres personas, ¡habrá historias! era interesantes recoger pedazos de historia que caían en mis oídos al pasar corriendo a su lado (pues las señoras no corrían sino que caminaban, que dicen que es igual de saludable y mucho más seguro) Una conversación en particular llamó mi atención, no sé si es tan bueno que escuché las conversaciones ajenas, pero reconozco que es algo que hago constantemente, quizás sea el escritor que tengo oculto en algún lugar dentro de mi o quizás simplemente sea un metiche sin remedio.

-¿Y fulana?- preguntó la señora que vestía toda de azul y que llevaba una pequeña pesa de cuatro libras en cada mano. (sé que era de cuatro libras pues mi mamá tiene unas iguales)
-Esa gorda no quizo venir ..- replico la otra señora vestía también deportivamente y sostenía su cabello con una especie de malla.
-Yo tampoco quería venir, pero me dije a mi misma que este año sí- contestó la primera. Y aunque me hubiera encantado saber que le había impedido estar a Fulana allí esta mañana para poder defenderse, debí seguir corriendo.

Sin embargo la ultima frase "este año sí" me hizo comprender la razón por la cual tantas personas se encontraban dando vueltas en aquel pequeño y ahora congestionado cuadro. Estaban cumpliendo promesas de año nuevo y empezando con el pie derecho el 2009.

Al estar de vuelta en casa, leí lo escrito por Hannah y me pareció tan cierto. La culpa es quizás una cosa necesaria pero completamente inútil. Es como preocuparse por algo y quedarse de brazos cruzados, en cambio la culpa que nos mueve a actuar: A escribir el post que tanto hemos pospuesto, a decir la verdad, a escribir el correo a esos amigos que extrañamos y nos sentimos culpables por no sacar tiempo para ellos, a leer aquel libro que hemos dejado olvidado sobre la mesa de noche, a terminar aquel escrito y así la lista puede ser interminable.

De manera que lo único que queda por hacer con las deudas es afrontarlas y como dice la frase del inicio, pagarlas. Que este 2009 sea un año sin culpas, o mejor no, que tenga culpas pero que sepamos como afrontarlas.

Ariel

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