sábado, septiembre 13

Me gusta, pero me asusta

Debo confesar con vergüenza que yo soy una de esas personas que huye del descanso, del ocio y del placer. ¿Por qué? Creo que soy una hija más de esta cultura activista, adicta al trabajo y consumista. No me enorgullezco de ello, pero reconozco que baso mi valor personal en mis logros, en lo que hago, cómo lo hago y cuánto hago. Por esa razón, trabajo ocho horas diarias, pero rara vez cumplo con mi horario, suelo quedarme más tiempo en la oficina haciendo cualquier cosa. Estoy involucrada en algunos ministerios de la Iglesia, que me demandan ensayos, reuniones y preparación. Como todavía me quedaba tiempo, comencé a asistir a los ensayos del coro. Además, escribo en dos blogs. Pero esto no me fue suficiente, me comprometí a escribir material para un ministerio. En ese sentido, como se podrán dar cuenta, no queda mucho tiempo para el ocio o el placer.

¿Cuál es el resultado de esto? Me estoy perdiendo de las cosas buenas de la vida... Esto no quiere decir que lo que hago no es bueno, es más, lo disfruto mucho. Sin embargo, rara vez me queda tiempo para ciertos placeres que alegran mi corazón. Hace bastante rato no me he sentado a leer un buen libro por placer. Leo mucho pero para cumplir con actividades, y sí, lo disfruto, pero se me antoja leer algún libro "vanal" que no tenga el fin de engrosar el intelecto. ¿Puedes creer que el otro día me prestaron una película y no pude verla sino tres semanas después? Y amo ver películas, es uno de mis placeres preferidos. Otra cosa que me encanta es ¡dormir! Nada se compara a una siesta en la tarde del domingo, antes de ver una buena película y cerrando con un buen libro antes de la cena.

¡Pero no tengo tiempo para ello!

La solución es simple: dejar alguna de mis actividades para tener más tiempo para el ocio y el placer. ¡Eso me gusta! Me gusta, pero me asusta... Tengo miedo de hallarme buena para nada sin el activismo al que me he vuelto adicta. Me aterra dejar de ser indispensable y darme cuenta que aquello que dejé de hacer, alguien más lo tomó y lo pudo hacer igual o mejor. Me asusta que mi cuerpo comience a sufrir la falta de adrenalina y de presión, lo confieso, soy workohólica. ¿Qué me queda? Comenzar a depender de Dios para buscar un equilibrio en mi vida. Dejar de entender con la mente que mi valor está en Cristo y hacer carne en mi vida el hecho de que soy importante porque el Creador del universo me ama. Sí, tengo que dejar algunas cosas y comenzar a deleitarme en las cosas simples de la vida, en lo que hace que mi corazón se alegre. Así que por ahora dejo de escribir y voy por un buen libro o una película... o quizá duerma una siesta.

2 comentarios:

  1. :) como ya dije, me gustó, y por lo de disfrutar el no hacer nada "productivo" yo podría dar un cursillo :) jejej saludos Mariqui

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  2. hey hey hey... Me gusta mucho tu estilo, eh? directo al grano! desde aquí te hago porras!!! jajaja... saludes =)

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