viernes, septiembre 5

Dios personal

Dios es mi aire, mi tierra, mi agua y mi fuego. Dios es lo único que necesito para encontrar equilibrio y traer estabilidad a mi existencia. Como dice una de mis canciones favoritas, Dios es "el refugio de la lluvia, y la lluvia que me limpia". Dios... La definición que yo tengo de Dios probablemente es distinta a la que tú tienes. Para muchos, Dios es la gran sabiduría que mantiene al mundo en movimiento. Para otros, es una fuerza compuesta de todo lo bueno, y es perfectamente manejable con nuestra psiquis. Hay quienes piensan que es mujer, otros creen que es hombre. Incluso están los que niegan su existencia y deifican al ser humano. Alá, Inti, Buda, Quetzalcoatl, el Gran Arquitecto, Jehová... Todos tienen una concepción y un nombre. Pero lo que te voy a decir, aunque puede sonar pretencioso, es verdad: Yo conozco a Dios. Tengo una relación con Él.

A lo mejor alguien se pregunta, ¿cómo nos podemos relacionar con una fuerza impersonal? ¿Cómo puede el Creador tomarse el tiempo para relacionarse con sus criaturas? Es que podemos apreciar mucho de lo que es Dios a través de la contemplación de la naturaleza y de nuestra interacción con las demás personas. Sin embargo, me he dado cuenta que la única manera de conocer profundamente a Dios es a través de la Biblia. En la Escritura veo a un Dios que se alegra, que se entristece, que se enoja y que tiene misericordia. Veo a un Dios que no se conforma con estar tranquilo en su cielo, sino que se involucra emocionalmente con su pueblo y con la historia. Y como si esto fuera poco, la Biblia me habla de un Dios que decidió encarnarse y venir a vivir como ser humano entre nosotros, solamente para que podamos reconciliarnos con Él. Dios nos comparte sus misterios y nos da sabiduría de su persona cuando nuestro corazón sinceramente anhela conocerlo, sin motivaciones egoístas. Es ahí cuando Él nos abre los ojos y podemos apreciarlo tal como es.

Hace un momento te decía que yo conozco a Dios, pero también te conté que tengo una relación con Él. El Señor está pendiente de cada palabra que dicen mis labios, de cada pensamiento, de cada paso que doy. Dios me cuida, me enseña, me disciplina, me hace crecer cada día. Con Él puedo hablar de todo y me escucha. Tengo la certeza de que no le estoy hablando al aire porque Dios enseguida me responde. No es coincidencia que todas mis necesidades estén cubiertas y todos mis sueños realizados. Como buen Padre, el Señor ha estado pendiente de proveer y de consentir. De la misma manera, su amor paternal me impide ir por caminos que no convienen a pesar de mi terquedad, porque a Él le interesa formar mi carácter. Tener una relación íntima con Dios no significa que voy a dejar de atravesar por momentos difíciles, sino que Él me acompaña en medio de la adversidad, me da fuerzas para enfrentar los problemas y me permite aprender de ellos, para que yo llegue a ser una mujer íntegra, sabia y santa.

A Dios no siempre lo siento, pero sé que está conmigo. Lo dice su Palabra y con el pasar del tiempo siempre he podido comprobarlo. Dios no es fuerza, ni energía. Dios es una persona divina que nos creó para que tengamos una relación personal, íntima y profunda con Él. Te invito a que hagas la prueba, no te arrepentirás.

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