jueves, agosto 30

Internet y yo: Aquel viejo amigo. (Primera de muchas reflexiones)

"Al final, utilizas Internet cuando lo necesitas. Es como cuando empiezas a ir al supermercado, que compras todas las ofertas y después ya sabes que tienes que comprar una lata de atún y un bote de suavizante."
Joaquín Oristrell

Papá y yo estuvimos sentados unas cuatro horas entre cables y llamadas telefónicas. Aquel día papá había llegado a casa con un cd y un paquete de instrucciones para poner conectarse a aquel reciente y maravilloso invento llamado Internet. El asunto era de lo más novedoso pues para aquel entonces yo apenas conocía de oídas sobre una persona que contaba con el mágico servicio y según palabras de mi padre era como “viajar a todo el mundo en apenas unos minutos” 

Nuestros conocimientos de módems y configuraciones telefónicas en la pc era nulos de modo que nos tocó marcar una cantidad infinita de veces al servicio técnico para solicitarles ayuda en aquel cibernaufragio. Por fin a eso de las dos de la mañana la computadora empezó a zumbar con ese sonido indescriptible -iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuoooooooooooooooooooooiiiiiiiiii- que producían los arcaicos módems de 56kb antes de conectarse en la red. 

Ante nosotros se abrió un mundo de probabilidades bastante limitadas pues para aquel entonces Internet era aun un experimento difícil de clasificar. Y yo con mis doce u once años me convertía en un pionero. 

Crecí con el Internet, al igual que muchas personas de mi generación. Esta mañana mientras hacíamos fila en un café conversaba con Hannah al respecto. Ambos estamos leyendo el libro “Little Brother” de Cory Doctorow  para nuestra clase de literatura. El libro es un interesante relato en la época del Internet, sus libertades y peligros. 

-El asunto es- decía yo mientras me decidía entre una empanada de queso o una de carne- que nosotros crecimos junto con el Internet, cuando lo conocimos el internet era un adolescente lleno de espinillas inseguro de su futuro. Nosotros le admirábamos y le temíamos al mismo tiempo, aprendimos a usarlo pero también a protegernos de él, descubrimos de mala forma que no todos los archivos que te envían tienen buenas intenciones y que no todos los que te saludan con un efusivo -¡hola!- en el chat son amigos. Esta generación en cambio ha crecido con el Internet como una celebridad, un monstruo de colosales dimensiones que te pregunta constantemente: ¿Qué comes? ¿Qué te gusta? ¿Dónde vives? ¿Quiénes son tus amigos? Y los muchachos o no tan muchachos encandilados por las luces se dejan llevar.- 

El Internet resulta por un lado un oasis de conocimiento y accesos envidiables. Nunca antes conocer sobre algo fue más fácil pero al mismo tiempo nunca antes fue tan fácil engañar a las personas. En Internet se cumple el sueño de tener al alcance de la mano el mundo pero también parece apuntar a las peores pesadillas de Orwell, Huxley o más recientemente Cory Doctorow.

Tenía que escribir este post y aunque no lo prometo me gustaría empezar a escribir una serie de reflexiones sobre lo que esta ocurriendo en el internet o con el internet y como este sí esta cambiando el mundo, la pregunta es ¿en qué?

4 comentarios:

  1. Debe ser difícil encontrar un aspecto de la vida que no haya cambiado desde que Internet entró a nuestras vidas.

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  2. Con la llegada de internet ahora es más fácil perderse y más fácil encontrarse.

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  3. ¿Cuándo vuelven a publicar aquí? Ha pasado mucho tiempo desde este último post en Contrapunto. Blogs como el de ustedes nos dejan con ganas de más y conducen a la reflexión. ¡Saludos!

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  4. Con Internet, yo extraño un verdadero intercambio humano de ideas, con análisis profundo, respuestas inmediatas y espontáneas, donde se llega a decir mucho más que todo ese tiempo que demanda pensar, escribir y mantener las ideas que, cuiando llegan, ya no son más frescas.

    Tendría mucho que decir, porque también Internet tiene mucho positivo, pero creo que para el espíritu humano y su intelecto, es pobre, porque la gente se conforma con la superficialidad.

    Sí, ha cambiado totalmente el mundo y yo creo que está cambiando el funcionamiento de nuestro cerebro, aunque no nos demos cuenta todavía. El ejercitarnos cada día en esta nueva forma de conocimiento, trae aparejados cambios reales y concretos, a larga distancia, a nivel cerebral. No lo veo negativo, es una forma más de desarrollo que los humanos manifestamos y demuestra la inmensa (infinita?) capacidad de evolución que tenemos.
    Espero sólo que lleguemos a manejar en profundidad, este nuevo contacto humano que la tecnología nos brinda. O sea, que la tecnología y el espíritu humano caminen juntos, no como ahora que la tecnología va muy por delante.

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