lunes, febrero 28

Escribir historias y Escribir la historia.

"En una revolución, como en una novela, la parte más difícil de inventar es el final." Alexis Tocqueville

Volver a escribir es más difícil de lo que parece. Pero más difícil es terminar de escribir. En realidad pese a mi ausencia del blog he estado enfrascado en la escritura al menos todo el último mes. Como Hannah escribió en la entrada anterior están pasando muchas cosas en el mundo, en Panamá, aquí mismo a la vuelta de la esquina, sin embargo todas las palabras se han quedado en la cabeza. Quizá sea bueno después de todo guardar silencio cuando uno no entiende del todo las cosas que están sucediendo.

Yo he estado inmerso en la escritura de una historia que ya acumula trescientas páginas y ochenta y cinco mil palabras pero no le vislumbro muy bien como va a acabar todo el asunto. Hoy vence el plazo que yo mismo me impuse, sin embargo debo admitir que no lo voy a conseguir y eso que he hecho de todo para chantajearme, por ejemplo prometí no cortarme el cabello hasta dar el último "tecladazo" y al paso que voy acabare pareciéndome al tío cosa. Aun así avanzo y eso suele hacerme sonreír de vez en cuando. 

De modo que mientras el mundo mismo reescribe su historia, yo intento terminar otra. Espero que el mundo tenga ideas más originales que las mías y no acabe matando a todos sus personajes. Espero que todo este boom en el medio oriente no quede como una ola pasajera sino que traiga cambios verdaderos para los países que lo esta sufriendo. Leía por allí en una frase que la parte más difícil de las revoluciones y de las novelas es el final. ¿Y ahora que hacemos? derrocamos al tirano, acabamos con los corruptos y ¿Ahora qué? Estoy empezando a entender cuando difícil es ponerle fin a un escrito -digamos que lo mio aun no llega a novela- y sólo puedo imaginar la magnitud de decisiones que deben tomar estos pueblo que han decidido tomar la libertad en sus manos.  

 Pediría democracia, pero a pesar de toda la buena campaña que se le hace, nuestros países son testigos de que la democracia no es más que una mona vestida de seda, de modo que no les deseo democracia sino buenos gobiernos; vengan en el estuche que vengan. Les deseo una mente reflexiva que tome decisiones en base al futuro y no solamente al deseo del momento. Les deseo un pueblo dispuesto a alzar la voz y un gobernante dispuesto a inclinar el oído. Les deseo sobre todo un buen desenlace, pues la caída de los Mubarak y los Gadafi apenas marca el inicio de una serie de decisiones trascendentales. La historia que se escribe cada a día y que llega al final precisamente hacía el que decidimos ir aun sin darnos cuenta.

Viéndolo bien esto de escribir una historia es una de las cosas sencillas de este mundo. 



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