viernes, febrero 6

Del amor y mis demonios...


Bueno, llegamos a febrero y no quería dejar pasar la oportunidad de tomar el tema cursi y cliché de la época. ¡Sí! ¡Quiero escribir sobre San Valentín, el Día del Amor y la Amistad, el Día del Cariño (o como se llame en tu país)! Esta fecha nos lleva inevitablemente a ponernos románticos, a suspirar y a pensar en las personas que queremos. Incluso aquellos que nos sentimos enojados por la comercialización de amor y el consumismo de la celebración, muy en el fondo sentimos el flechazo de cupido. También es el tiempo en el que muchos experimentan los sentimientos más profundos de soledad. Entonces se me ocurrió hacerle a Dios una pregunta: ¿Qué dices Tú sobre el amor?

Corro el riesgo de parecer redundante, de escribir de algo que todos ya saben, o de entrar en un tema que realmente no interesa. Sin embargo, siento la necesidad de abrir mi corazón. En cierto sentido, este artículo es mi catarsis. Quienes me conocen bien, saben que detrás de mi apariencia seria y fría, escondo un corazón muy tierno que ama mucho, se entrega al 100% y disfruta sentirse amado. En las últimas semanas, me he sentido confrontada con esta situación: ¿por qué tengo que ocultar lo que soy en realidad debajo de una máscara de indiferencia? ¿Por qué razón guardo todo el amor que tengo para dar a otros y lo raciono como si la crisis económica mundial incluyera el cariño?

A lo mejor para muchos la respuesta es fácil, sencilla y pensarán que me estoy ahogando en un vaso de agua. Para mí, en cambio, la crisis ha estado lejos de los mercados, la oferta, la demanda, la bolsa o la inflación. Mi crisis se encuentra en un corazón más inestable que Wallstreet. Amé, di todo, sufrí rechazo y al final perdí todo. Muchas veces. En diferentes épocas. Diversas situaciones. Padres que defraudan. Amistades que se van lejos. Conflictos amorosos. Seres queridos que mueren. Amigas que traicionan. Amigos que te olvidan. Pastores que abandonan. Iglesias que se desvían.

El corazón es fuerte y el Señor le ha dado la capacidad de renovarse, de volver a dar frutos, de volver a latir. Sin embargo, después del último golpe, yo decidí hacer lo mismo que Davy Jones en “Piratas del Caribe”. Me lo saqué del pecho, lo metí en un cofre y le puse llave. En algún punto de mi subconsciente llegué a la resolución de que Dios no me ama lo suficiente, así que tomé la decisión de encargarme del asunto por mi propia cuenta. Es fácil ser amable, tratar a las personas con cortesía y fingir el amor. Por muchos meses logré engañar a otros y engañarme a mí misma.

Hace pocas lunas, oré y le dije al Señor que estoy cansada de sufrir, que no deseo esperar más nada y que no creo que eso de entregarse a otros sea un buen negocio en absoluto. Le dije que tengo derecho a enojarme por las cosas que me hacen los otros y que ya no estoy dispuesta a aguantar más rechazos. Renuncio. Ese mismo día, Dios me respondió y mostró el espejo de Su Palabra. Sí, sí… es el pasaje “de siempre”… “¿no puedes usar otro?”… “sé más original, por favor”. Ya me critiqué a mí misma, así que todos pueden hacerlo con confianza. Ese día, “el mismo pasaje de siempre” me habló cosas diferentes:

Dios me decía: “Ah… conque no quieres sufrir… El amor es sufrido. Todo lo sufre. ¿No quieres esperar más? El amor todo lo espera. ¿No crees en entregarte a otros? El amor todo lo cree. ¿Tienes derecho a enojarte? El amor no se irrita, no guarda rencor. ¿No estás dispuesta a aguantar más? El amor todo lo soporta. ¿Renuncias? El amor nunca deja de ser. ¿Cuál es tu enfoque? El amor no busca lo suyo”.

Mientras caían lágrimas por mis mejillas, y Dios hablaba suavemente a mi corazón sobre el amor egoísta que yo demandaba, la persona que dirigía el estudio bíblico lo dijo: Nos han enseñado a tener un amor egoísta, que busca la auto satisfacción, cuya calidad se mide por lo que recibo, por lo bueno que es para MÍ. Pensé en mi canción romántica favorita de todos los tiempos. La letra dice así:

Quiero beber los besos de tu boca
como si fueran gotas de rocío,
y allá en el aire dibujar tu nombre junto con el mío.
Y en un acorde dulce de guitarra
pasear locuras en tus pensamientos,
y en el sutil abrazo de la noche sepas lo que siento.
Que estoy enamorado,
y tu amor me hace grande
que estoy enamorado, y que bien,
y que bien me hace amarte.
Dentro de ti quedarme en cautiverio
para sumarme al aire que respiras,
y en cada espacio unir mis ilusiones junto con tu vida.
Que si naufrago me quede en tu orilla,
de recuerdos sólo me alimente,
y que despierte del sueño profundo sólo para verte.


Qué lindo. Peeeeeero… ¡TODO SE ENFOCA EN MÍ! En ningún momento se hace referencia a lo que yo puedo llegar a ser para la persona amada. A mí me hace bien, entonces es bueno. Lo mismo nos pasó con Dios:

Levanto mis manos
Aunque no tenga fuerza
Levanto mis manos
Aunque tenga mil problemas
Cuando levanto mis manos
Comienzo a sentir una unción
Que me haces cantar
Cuando levanto mis manos comienzo a sentir
El fuego…
Cuando levanto mis manos
Las cargas se van nueva fuerzas Tu me das
Todo esto es posible
Todo esto es posible
Cuando levanto mis manos


¡DIOS ES LO MÁXIMO PORQUE ME HACE SENTIR BIEN! Ejemplos hay de sobra…

El Señor nos habla de un concepto totalmente diferente, pero nuestro egoísmo es más. Yo dudé del amor de Dios solamente porque no cumplía con mis expectativas egoístas. Dudé del amor de la gente a mi alrededor por la misma razón. Y no amé. Dejé de ser quien soy. Estaba tan preocupada por cuidar que nadie me hiera, que herí profundamente a otros que me aman sinceramente. Me pregunto cuántas veces Dios quiso usarme para consolar, hablar, exhortar o animar a otros, y yo no lo hice porque mi corazón estaba cerrado. ¡Cuántas almas heridas caminan por ahí sin llegar a ser lo que Dios quiere que sean! Es hora de cambiar nuestra mente sobre lo que es el amor. Jesús nos amó tanto que no esperó a que le amemos de vuelta y murió en la cruz incluso sabiendo que muchos lo rechazaríamos. Con tanto dolor hasta había olvidado eso, olvidé que mi versículo favorito es Romanos 5:8. Yo quiero seguir a Jesús, como decía Joel, porque me da la gana. Eso implca que debo amar como Él amó, y eso conlleva los azotes, los escupitajos, los insultos y la cruz.

5 comentarios:

  1. :) pues me ha sacado una sonrisa tu escrito. Tienes razón en cada punto y en cada coma que has puesto, el amor es algo tan complicado y muchas veces desvalorado, creo que es un reto para todos el amar y hacerlo de la manera correcta. :) Animo Mariqui habemos muchos que te queremos XD

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  2. No nos conocemos Mariqui, pero quiero animarle. Siempre son "los mismos versículos de siempre" que necesitamos y que nos hablan vez tras vez. Es una de las cosas increible de la Biblia, que podemos leer el mismo versículo mil veces, y de repente nos grita algo nuevo en mayusculos. !Qué bueno que los mismos versículos de siempre le habló en una manera tan especial!
    Nancy

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  3. Gracias, Nancy! Es verdad lo q dices, por eso estoy convencida de q la Palabra de Dios es VIVA. Y el Senior es siempre tan bueno q no nos deja mucho tiempo en el hoyo, siempre llega y nos saca con Su poderosa mano. Que Dios te bendiga!

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  4. Hola... lo que escribes me hizo recordar lo que escribí pero de otra forma ¿Te acuerdas...?, Gracias por animarte a abrir tu corazón. Muchos serán beneficiados al leerlo. Échale ganas a todo lo que hagas y si él lloró porqué nosotros no...
    Abrazos...

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