viernes, abril 5

El reino del Mall


Suelo quejarme, algunas veces dependiendo de mi estado de ánimo, sobre el cemento que se vierte de manera descontrolada en cada centímetro de este país. En cualquier dirección uno encuentra "Moles" (entiéndase el plural de mall o centro comercial) supermercados, tiendas, mini centros comerciales, barriadas y una gran lista de etcéteras.

Recuerdo mi pueblo de la infancia y todo eso queda ya a varios metros de concreto. Ha cambiado de forma brutal, a veces me imagino que cuando le cuente a mi hijo como eran las cosas pensara que me lo estoy inventando. Pero no iba a escribir sobre eso, iba diciendo que suelo quejarme del avance implacable del hombre sobre la naturaleza, sé que no soy el único. Sin embargo hoy me pasó algo curioso. 

Fuimos con Hannah al Mall más cercano a comer algo y mientras esperábamos nuestra orden escuchamos un dulce estruendo, sí, dulce, nos levantamos a ver que sucedía y nos encontramos con la grata sorpresa de ver a parte de la orquesta sinfónica nacional de Panamá en un ameno concierto, así de la nada, en el Mall, reino del consumismo y lo trivial, nada más y nada menos que los mejores músicos del país. 

Las piezas fueron astutamente seleccionadas, melodías que hemos escuchado cientos de veces y que a pesar de no conocer su nombre oficial podemos relacionarlas con películas o series. Inclusive el mismo director cuando anuncio una de las piezas dijo: -Ahora vamos a tocar una más reciente: ¡Piratas del Caribe!- Estoy convencido que la obra tiene otro nombre y el director lo conoce, pero la idea era darnos música clásica que pudiéramos sentir nuestra y disfrutar. Y así escuchamos: La pantera Rosa, Misión Imposible, Star Wars, etc. 

En medio de la ejecución del tema principal de Star Wars una señora se voltea hacia mí y dice: -¡Que maravilloso!- y al hablar me enseña su brazo con la piel de gallina por la emoción, yo levanté mi brazo también y se lo mostré pues aquella maravillosa ejecución acababa de causarme exactamente el mismo efecto. 

No quiero decir con esto que los "Moles" se lavan la cara, pero hay que reconocer que nunca antes en mi pueblito hubiéramos escuchado a la orquesta sinfónica nacional sino fuera por ese poco de concreto e hierros. Nunca hubiéramos tenido la oportunidad de que la música nos tocará hasta erizarnos la piel. Como dicen por allí: No todo lo que brilla es oro pero tampoco todo lo que es oro brilla. 

Les dejo con un vídeo que realmente no le hace justicia a la experiencia: 




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