Los héroes deben ganar. Esa es la premisa. Los perdedores nunca reciben medallas o recompensa alguna. Inmediatamente pasan a un segundo plano, al olvido; y de allí rara vez regresan. Conciliar heroicidad con victoria nunca ha sido algo extraño.
En los tiempos que corren es peligroso adherir lo uno a lo otro. Los héroes son cada vez más reducidos. Los héroes que hacen lo correcto aun menos. Cada vez es más fácil quedar indignado ante las atrocidades que hacen nuestros políticos, las depravaciones de nuestra sociedad y las tonterías de los medios de comunicación. ¡No hay remedio! Y el pesimismo pasa de ser premisa a ser estilo de vida. La mediocridad y el conformismo se instalan en la sala de nuestra casa justo al lado de nosotros en el sillón donde veremos las noticias y nos limitaremos a mover la cabeza negativamente.
Cada vez es más común ver en nuestros países la desesperanza y la falta de credibilidad en los gobernantes. El abstencionismo omnipresente en las elecciones “democráticas” de nuestros países demuestra nuestra incredulidad en los pequeños actos. -¿de qué sirve un voto?- solemos excusarnos cuando preferimos no salir a las urnas.
Hemos dejado de creer en los pequeños actos que marcan diferencias. Preferimos esperar hasta tener grandes oportunidades, grandes cualidades o grandes poderes para poder hacer algo. Esperamos ver al héroe que se levante con poder y cambie toda la situación en un tris tras.
Escuchando canciones me topé con una frase genial en la canción de Fernando Delgadillo titulada “el gigante” (no sé si la autoría es de él pero al menos él la canta): Traigo en la maleta indios, carabelas, barrios y sudor, sangre como ríos, héroes que han vencido a nadie hasta hoy.
Encontrarse con la frase de “héroes que han vencido a nadie hasta hoy” puede parecer contradictorio. Un héroe no siempre gana. Es la realidad. La persona que se atreve a levantar su voz contra un sistema corrupto y sufre las consecuencias. Las personas que escriben en los periódicos y terminan presos, (como en Venezuela). Aquellos valientes que murieron luchando por la independencia de nuestros países. Ellos, a pesar de no ganar son también héroes.
Ser héroe no significa vencer. Significa hacer lo correcto y estar dispuesto a sufrir las consecuencias que eso pueda conllevar.
Genial! Y todos podemos ser hérores, como tú dices, con pequeños actos. Se puede lograr un cambio con detalles que parecen inisgnificantes. Me he dado cuenta, por ejemplo, que cuando un semáforo se pone amarillo, y yo freno, el carro del carril contiguo también frena. Si yo acelero, también acelera. Mucha gente va a seguir nuestras buenas acciones aunque sea por vergüenza. Otros no lo harán. Otros se burlarán. Otros pensarán que esa fortaleza es nuestra debilidad. Pero a lo mejor podríamos hacer que los actos de integridad puedan ser contagiosos.
ResponderEliminarExactamente ese es el punto. =)
ResponderEliminarEn pequeños detalles!!! que buen artículo!!!
ResponderEliminarSiempre adelante