martes, diciembre 2

Millones de prójimos.

La preocupación está a la orden del día. Basta con hojear un periódico, abrir una página de Internet o encender la televisión para enterarnos de la eterna redundancia: este mundo (¿cuál si no?) va de mal en peor.
Muertos en India, violencia en Centroamérica, recesión en Estados Unidos, persecución política en China, abortos a dos por uno en Holanda y así uno puede escoger a la carta la razón por la cual quiera escandalizarse o preocuparse.

Quizás justo ahora que todo el planeta se ha convertido en un pueblo chico (Ya saben, eso del infierno grande) aquello de la ignorancia como bendición resulta cobrar bastante sentido.
Sé que me arriesgo a sonar egoísta pero definitivamente eran mejores tiempos aquellos en los que uno no se daba por enterado de las sucesos hasta un par de meses después cuando la embarcación correspondiente traía las actualizaciones que a su vez ya habían perdido vigencia.Ya sé que más de alguno saltará y rasgará sus vestidos en señal de desaprobación por lo que digo. Pero déjenme intentar explicarme.

La información es útil, sería un tonto si dijera lo contrario. Pero como dicen "sin abuso se disfruta mejor" estamos tan saturados de información que ocurre una de dos cosas. O nos volvemos inmunes a la información o pasamos la vida preocupados por cosas que escapan de nuestras manos absolutamente. Ambas cosas en definitiva están mal.

Yo soy de la tendencia a preocuparme y por ese lado me gustaría no tener acceso a tanta información. Nadie me obliga es cierto, podría pasar de leer los noticieros y dejar de interesarme por lo que ocurre en el Tibet por ejemplo, lugar que solo conozco por fotos, libros y películas. Por eso pienso que eran mejor aquellos tiempos cuando un pueblo chico era en realidad un pueblo chico de unos cincuenta o sesenta habitantes. No como ahora que todo el mundo con sus miles de millones de habitantes, sus cinco continentes y cientos de países han pasado a formar lo que llaman "Aldea Global" y resulta que répica en mi cabeza aquel mandato de "Ama a tu prójimo como a ti mismo" y ahora mis prójimos se han multiplicado por millones y de repente me siento un tanto impotente para ayudarles a todos.

Ya sé, desvarío. De todas maneras siempre lo hago y solo quería soltar esto, tirartelo a ti esperando que quizás tú tengas una respuesta. ¿Cómo contrarrestar la tiranía de la información? ¿Cómo evitar convertirnos en insensibles? o mejor aun ¿Cómo evitar convertirnos en sensibleros?
Yo, lo reconozco, no tengo la menor idea.

Ariel

4 comentarios:

  1. Tenés todo el blog lleno de razón, a veces es bueno desconectarse, el mundo es mundo y se ha escupido por los siglos de los siglos, si no mirá la Biblia, que también daba malas noticias (guerras en Palestina, pues). Pero quizá ayude ver a las personas como lo que son, no te quités de encima tu sensibilidad, pero también cuidá tu corazoncito. un abrazo. lore

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  2. el problema que los que debemos ser la medicina para el mal social solo somos un aliciente y de mala calidad. es realmente triste leer esto, porque es cierto el que mas sabe mas se le demanrada

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  3. Hola flaco, aquí estoy dando la vuelta y estas palabras me hicieron ruido...
    Creo que la clave está en la mezcla de la reflexión con la acción. Si por cada pensamiento de reflexión tuvieramos una acción, nuestra realidad sería totalmente diferente, al menos en lo que a nosotros y "nuestra realidad" respecta.
    Realmente, creo que me he cansado de la gente que habla y "reflexiona" sobre la "triste" realidad y no hace nada.
    Dios no te llamó a amar a todos los prójimos del mundo, sino a "TU" prójimo, los que están cerca tuyo, la gente que te rodea, la gente que conoces.
    Tu tarea no es preocuparte por TODO EL MUNDO, sino hacer algo por los que están donde tú estás.
    Dios te puso en un lugar y tiempo específicos por ciertas razones y propósitos.
    Crisis ha habido en toda la historia y en todo el mundo, las noticias actuales no son algo "nuevo" (tu mismo lo comentas en otras palabras, cuando hablas del libro de La sombra del halcón)... Así que el principio es el mismo. Dios te llama a hacer... no a hablar.
    Ya, ciao flaco

    Tulia

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  4. ahhh... se me olvidaba...
    Qué bueno que no somos Dios. El es el que hace las cosas y no nosotros, El es el que se encarga de ponernos en un lugar para hacer algo por nuestro prójimo... en cada país del mundo.
    Así que deja de sentirte impotente con respecto a TODA lA GENTE y deja que Dios se encargue de hacer su labor...Tú haz la tuya en el lugar que El te colocó...
    Ya, creo que eso es todo, ahora si jajajaja

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