viernes, junio 1

Hablando del diablo

¿Será que existe el diablo? O ¿es sólo el producto de la imaginación de unos religiosos fanáticos y algunos magos en búsqueda de algo para asustar a la gente? Pues, para decirte la verdad, yo creo en el diablo no como una figura que solo representa el mal en el mundo pero como una criatura real. Sin embargo, creo que las personas que hablan tanto de el que viven constantemente en temor están tan equivocados como los que lo ignoran por completo convencidos de que no existe.

Supongamos que perteneces al primer grupo de los que lo temen con temor exagerado. Si eres cristiano, no tienes porqué temerlo porque nosotros sabemos que Dios le ha ganado en la gran lucha cósmica entre el bien y el mal, al final ganará el bien y el diablo sólo se está rascando las llagas ahora mientras todavía tiene un poquito de libertad. Las personas a las cuales él le gustaría atormentar más que a cualquiera otra son cristianos pero no puede. Si no eres cristiano, entonces sí tienes algo de motivo por lo cual estar asustado.

Aunque a veces el diablo aparece como lo esperamos, metiendo demonios que arrebatan a los que le venden sus espíritus. Sinceramente creo que el diablo se aparece muchas veces más como en la descripción de C.S. Lewis en su libro (por su titulo en inglés) The Screwtape Letters, en la cual un demonio le escribe a otro expresándole la mejor manera de seducir y controlar a los humanos.

En estas cartas el demonio mayor le escribe al menor que la mejor manera de controlar a los humanos es no dejar que piensen en nada importante. Si los entretiene lo suficiente para que ellos crean que están haciendo algo bueno aunque al fin y acabo no quedan haciendo nada, entonces los tendrán en sus garras y ellos ni harán un intento en escapar. La complacencia entonces, es más peligrosa que la maldad. Pues, cualquiera puede pensar que un asesino tenga algo que ver con el diablo, pero un tipo tranquillo que nunca hace nada ¡el diablo no tiene nada que ver con él! ¿Verdad?

No estoy tan segura. Temo que nos damos palmadas en la espalda porque “No, hacemos nada malo.” Pero tal vez es más diabólico “no hacer nada bueno” cuando podemos que “hacer lo malo”. Tal vez estoy equivocada y no estoy diciendo que debemos hacer cosas malas ni mucho menos que todas las personas que andan por la callen están endemoniadas pero, si es cuestión de bien y mal. El no hacer nada (sabiendo que uno pudiera hacer algo) puede ser tan malo como hacer lo incorrecto. Tal vez esa es la arma más poderosa del diablo.

Por eso existe el otro grupo de personas, los que dicen que no existe el diablo. Me causa risa que la gente todavía lo usa para insultar al mismo tiempo que dicen que no existe ¿Cuál es la lógica? Estas personas en realidad son los más fáciles de manipular. Pues estos son los que se pueden dedicar a ganar mucho dinero y crear una vida feliz y sin percances sin saber todo el tiempo que el diablo se está riendo a carcajadas por su victoria --que ellos no se conviertan en agentes del bien sólo en agentes de sus propios caprichos. El diablo sabe que para algunas personas para tener una mayor influencia su presencia debe ser menos marcada.

Las personas que creen en el diablo y hacen bien puede que lo puedan combatir con más fuerza porque lo que el diablo no quiere es que la gente sepa que existe. Y los que creen en el diablo y deciden hacer el mal, se dan cuenta que se pierden en un abismo negro y mortal cuando dedican sus vidas a esas cosas. Las personas que no creen en el diablo y hacen bien, son una frustración para el diablo y me gustaría saber cuantas de aquellas personas no llegan a creer al final. Las personas que no creen en el diablo y hacen mal, no le causa ni un segundo pensamiento al diablo. A el no le importa que crean en el pero que hagan lo que a el le da la gana.

Como dije desde el principio, yo creo en el diablo. Porque creo en la Biblia tanto como por experiencias extrañas que he tenido y más por las repetidas guerras que existen en este mundo. El genocidio sólo puede ocurrir cuando algo cautiva las mentes y los corazones de humanos y los convierte en maquinas que sólo funcionan para arruinar vidas y matar a inocentes. Yo creo que ese algo es el diablo y sus fuerzas del mal.

Pero, solo porque creo en el diablo no creo que tenga que andar pensando en él todo el tiempo. La verdad es que le dedico muy poco tiempo, no hay porque. Porque mientras Dios le permite que el tenga una pequeña victoria aquí con Dios ya celebramos la victoria final y yo puedo vivir en el presente con la certeza de esa victoria al final. Por eso, creo que vale la pena pasar más tiempo hablando de quien es Dios y lo que él ha hecho que gastar tiempo tratando de entender al diablo.

Algunos cristianos se quejan de que no hablamos lo suficiente del diablo y del infierno. Aunque cada persona necesita algo un poco distinto para llegar a entender el amor de Dios. A mi no me preocupa que no hablemos tanto del diablo o del infierno. Sí, en algún momento todos deberíamos considerar su papel en el mundo pues estamos aquí por su primera estafa. Pero, el andar asustados por un ser derrotado también es una estafa. Sinceramente creo que es una lastima que tantas personas deciden creer en Dios sólo por temor a que exista el infierno. Creo que sería mucho mejor reconocer que Dios nos ama y quiere que vivamos vidas plenas aquí. Sólo podemos hacer eso por medio de Cristo y es casi algo adicional que estamos completamente librados del diablo para la eternidad.

Para los ortodoxos la idea del infierno no es un lugar dónde uno va a arder y sufrir para la eternidad pero, es un lugar dónde estamos separados del amor de Dios. Yo creo que todas las cosas placenteras aquí en este mundo son expresiones del amor de Dios y el diablo anda afanado tratando de privarnos de ese gozo y la paz que viene de vivir con Dios. Un rico que no conoce a Dios no siente paz, pero alguien rico que conoce a Dios puede vivir una vida generosa y tranquilla sin sentirse asfixiado por su propia riqueza. Vale la pena hablar más del amor de Dios (no es un amor sin costo, claro que no) que de las tragedias del infierno o del diablo.

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