sábado, enero 5

Otros mundos.

Los mundos nuevos deben ser vividos antes de ser explicados.
Alejo Carpentier


Existen otros mundos. No estoy hablando de asombrosos viajes fantásticos (lo cual sería bueno) o de complicadas dimensiones de ciencia ficción (aunque estas también existen) Existen otros mundos encriptados en la cotidianidad de la vida, arrebujados en medio del caos diario y de todas aquellas cosas que a fuerza de repetición nos parecen aburridas y monótonas.

Existen otros mundos bloqueados tras la criptica cerradura del idioma, tras los complicados chasqueos de lengua, aspiraciones enrevesadas o sonidos guturales, existen otros mundos aquí mismo a la vuelta de la esquina, en la casa del vecino, en el sillón donde se sienta mi hermano.

Existen otros mundos, como si uno no fuera ya suficiente, como si uno solo no fuera vasto, inexplorable, indescriptible.

Y en todo esos mundos yo armado (o ¿sería mejor decir desarmado?) de dos o tres palabras, de alguna idea insistente y el resto de ganas que me quedan intento abrirme trocha, no siempre lo consigo, a veces me atasco, a veces me pierdo, a veces se me olvida cual es la meta, porque estoy caminando entre mundos.

Existen otros mundos, complejos, caóticos, inmensos, hermosos, desesperantes, agobiantes, llenos de misterios.

Existen otros mundos y yo aquí tan pequeño.

1 comentario:

  1. Ufff... pensé que solo yo me sentía así a veces, bueno, la mayoría de las veces... gracias por la reflexión amigo, ya días que no te leía y siempre que lo hago me dejas pensando.

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