domingo, junio 26

Mi fe y mis emociones

Hace unas semanas escuché una enseñanza en la que el orador repetía una y otra vez "tu fe y tus emociones NO están casadas".  La idea de la enseñanza se ha quedado rodando por mi cabeza desde entonces.  He pensado en lo mucho que me afectan mis emociones y que en realidad simplemente vivo con muchas dudas en cuanto a mi fe a causa de mis emociones.  

Hace unos días tuve la oportunidad de conversar con una de mis mejores amigas y fue tan lindo conversar y mejor aun ver a mi amiga en un estado de animo tan positivo y radiando muchísima tranquilidad que hace algún tiempo le había hecho falta.  Una de las cosas que surgió en la conversación era lo útil que es conocer lo que uno está sintiendo, reconocer lo que es y dejar a un lado lo que no tiene nada que ver con realmente vivir la vida. 

Este fin de semana, me senté a escribir un bosquejo para un proyecto de formación Cristiana y me dí cuenta que aunque mis emociones muchas veces no quieren tener nada que ver con mi fe, realmente disfruto de la narrativa Cristiana y las verdades que allí se encuentran.  Me gusta estudiarlo y aprender sobre toda la historia del pensamiento teológico.  Lo disfruto aunque mis emociones a veces me hacen dudarlo.

Lo que he estado pensando es que como mi fe y mis emociones NO dependen el uno del otro para existir y ser reales en mi vida, puedo tratar con ellos de maneras distintas.  No es que crea en compartimentar todas las partes de mi vida pero, creo que puedo hacer algunas actividades con la única intención de nutrir mi fe y otras con la intención de balancear mis emociones.  Tal vez es la forma en la que mi mente ata los cabos, pero me ha hecho sentir mucho mejor pensar que por momentos puedo disfrutar de la teología sin tomar en cuenta mis emociones y por otros puedo tomar en cuenta mis emociones y hacer lo necesario para lidiar con ellas.  Tal vez es intentar tomar las cosas una a la vez y no intentar lograrlo todo de un solo.

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