Hoy en la mañana estaba buscando un libro y me encontré con una frase que me puso a pensar en la paradoja de querer ser escritor. La paradoja consiste en que para poder escribir bien hay que estar sumamente interesado en el mundo y las personas que nos rodean --un buen escritor tiene que ser observante-- pero al mismo tiempo hay que poder disfrutar de pasar horas tras horas solo intentando escribir de lo mismo que nos apasiona de la vida. Es una paradoja.
La vida está llena de paradojas y la de querer escribir puede que sea una de las más sencillas. Sin embargo, aun tomando en cuenta que es una paradoja no deja de crear un poco de ansiedad en aquellas personas que desean las dos cosas. Esta es, creo, la expicación más sencilla de una de las ansiedades que siento en la vida. Por un lado estoy fascinada con las personas que me rodean y deseo, más que nada, observarlos y conocerlos pero, por el otro lado deseo tener tiempo sola para reflexionar en lo que he observado y vivido.
La vida va a un paso muy rápido para permitir las dos cosas en su máxima expresión. Me pregunto si podremos vivir por periodos, periodos de convivencia social, interactuando con la vida de forma intensa y periodos de reflexión en las cuales nos retraemos para poder escribir y pensar. Lo ideal, pienso yo, sería poder tener las dos cosas en una rutina cotidiana como la marea. Un subir y bajar normal y esperado. ¿Será posible?
No hay comentarios:
Publicar un comentario