Ella es Jessica, tiene unos 15 años, una chica muy linda y muy inteligente. Al entrar en su salón de clases un grupo de estudiantes en la esquina la miraban con desprecio y un chico dijo calladamente pero lo suficientemente fuerte para que ella lo pudiera escuchar “niña buenona…cristiana” todos quitaron la mirada fingiendo que hablaban entre ellos y se reían calladamente.
Obviamente, el rechazo le dolía a Jessica pero, no le quedaba otra opción que ignorarlos y seguir su camino a su escritorio solitario, soportando las burlas de sus compañeros. No todos la trataban así, algunos se daban cuenta que aunque ella era diferente a ellos, ella era una persona amable y fácil de tratar pero la mayoría temía las burlas de la mayoría así que no se relacionaban mucho con ella, no quería que se le pegara lo suyo (como si fuera una enfermedad) o que los demás los rechazaran también.
Esta vez, el profesor escuchó la burla de los compañeros y aunque el profesor no era religioso y se sentía incomodo con las personas religiosas no podía aceptar que sus estudiantes se trataran así. Cuando tuvo un momento libre llamó al chico que le había hecho la burla a un lado.
--¿Porqué le dijiste eso a Jessica? le preguntó.
--Pues, pues… el chico balbuceo un momento, --no sé, dijo.
--¿Te estabas burlando de ella porque es cristiana? Le preguntó el profesor seriamente.
--¡No! Replicó asustado por las preguntas del profesor.
--¿Qué querías decir con acusarla de ser “buenona”?
--¡Es que es cierto! Se cree la más buena…
--¿De verdad?
El chico se quedó callado y miró al piso.
--Pues, me parece que con la manera que le dices eso, sea cierto o no, acusarla de ser cristiana, le estas acusando de ser “tonta” o “estupida” ¿me equivoco?
Siguió callado.
--Aquí no usamos términos, sean ciertos o no, que tengan la intención de despreciar a otras personas. No quiero oír una burla más de ustedes. Ni una sola palabra que tome el significado de “tonto” o “estupido” para ustedes. No más.
Vivimos en un mundo en el cual nos dividimos en “minorías”, casi todos nos podemos identificar como una minoría excluida o una minoría que domina --pero es raro que no permanezcamos a alguna. Puede ser nuestra religión, nuestra orientación sexual, nuestra raza, nivel de educación, o nuestra situación económica. Es muy fácil sentir que somos los discriminados y tomamos esa posición como excusa para intentar aislar a otro grupo para que no nos sintamos tan impotentes. Desafortunadamente, aun después de tantas luchas por la igualdad actos de discriminación ocurren a diario alrededor del mundo.
Hace un tiempo, Ariel escribió en cuanto a unos comerciales que salieron en Internet que eran demasiado explicitas con su presentación del homosexualismo y los peligros del SIDA. Y de allí, los comentarios que llevaban aquellos videos eran igualmente perturbadores, el choque entre los que veían todo eso como pecado que los conducía al infierno y aquellos que veían a los cristianos como unos intolerantes como si los homosexuales se merecían un trato más especial que los demás. Y Ariel tomó eso y se fue por el lado de expresar que siente que el homosexualismo no es normal y que debía tener el derecho de sentirse incomodo con eso.
Obviamente, el rechazo le dolía a Jessica pero, no le quedaba otra opción que ignorarlos y seguir su camino a su escritorio solitario, soportando las burlas de sus compañeros. No todos la trataban así, algunos se daban cuenta que aunque ella era diferente a ellos, ella era una persona amable y fácil de tratar pero la mayoría temía las burlas de la mayoría así que no se relacionaban mucho con ella, no quería que se le pegara lo suyo (como si fuera una enfermedad) o que los demás los rechazaran también.
Esta vez, el profesor escuchó la burla de los compañeros y aunque el profesor no era religioso y se sentía incomodo con las personas religiosas no podía aceptar que sus estudiantes se trataran así. Cuando tuvo un momento libre llamó al chico que le había hecho la burla a un lado.
--¿Porqué le dijiste eso a Jessica? le preguntó.
--Pues, pues… el chico balbuceo un momento, --no sé, dijo.
--¿Te estabas burlando de ella porque es cristiana? Le preguntó el profesor seriamente.
--¡No! Replicó asustado por las preguntas del profesor.
--¿Qué querías decir con acusarla de ser “buenona”?
--¡Es que es cierto! Se cree la más buena…
--¿De verdad?
El chico se quedó callado y miró al piso.
--Pues, me parece que con la manera que le dices eso, sea cierto o no, acusarla de ser cristiana, le estas acusando de ser “tonta” o “estupida” ¿me equivoco?
Siguió callado.
--Aquí no usamos términos, sean ciertos o no, que tengan la intención de despreciar a otras personas. No quiero oír una burla más de ustedes. Ni una sola palabra que tome el significado de “tonto” o “estupido” para ustedes. No más.
Vivimos en un mundo en el cual nos dividimos en “minorías”, casi todos nos podemos identificar como una minoría excluida o una minoría que domina --pero es raro que no permanezcamos a alguna. Puede ser nuestra religión, nuestra orientación sexual, nuestra raza, nivel de educación, o nuestra situación económica. Es muy fácil sentir que somos los discriminados y tomamos esa posición como excusa para intentar aislar a otro grupo para que no nos sintamos tan impotentes. Desafortunadamente, aun después de tantas luchas por la igualdad actos de discriminación ocurren a diario alrededor del mundo.
Hace un tiempo, Ariel escribió en cuanto a unos comerciales que salieron en Internet que eran demasiado explicitas con su presentación del homosexualismo y los peligros del SIDA. Y de allí, los comentarios que llevaban aquellos videos eran igualmente perturbadores, el choque entre los que veían todo eso como pecado que los conducía al infierno y aquellos que veían a los cristianos como unos intolerantes como si los homosexuales se merecían un trato más especial que los demás. Y Ariel tomó eso y se fue por el lado de expresar que siente que el homosexualismo no es normal y que debía tener el derecho de sentirse incomodo con eso.
Muy bien. Solo quiero decir que el Cristianismo tampoco es normal. Todo lo que tenemos dentro de nosotros nos jala y impulsa en la otra dirección. Todo eso del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza tampoco es natural. Sería raro que alguien te dijera que no es bueno pero, hay muchas personas que se sentirían incómodos con que les digas que esas deberían ser características normales y aceptadas de todo el mundo. ¿No? Pero, los Cristianos saben eso y sienten la necesidad de predicar su mensaje con todas las replicas y dudas que les pongan y no es por ofender, es porque sinceramente lo creen. Dudo que la mayoría de las personas negarían la humanidad de los Cristianos, su derecho de vivir y existir pero muchos dirían que no les gusta que los Cristianos decidan cuales deberían ser sus normas morales, su manera de ver la vida, la sexualidad, o cualquiera otra cosa que se les ocurra.
Ariel hizo el comentario que “los homosexuales han tomado el control del mundo” y explicó que “hablar mal de un homosexual puede ser causal de despido en muchos países”. Pero yo me pregunto, ¿eso es discriminación? Me parece que “hablar mal” de cualquiera persona en cualquier lugar debería tener alguna consecuencia disciplinaria. Lo que me preocupa es que muchas veces los Cristianos también son culpables de sutilmente reemplazar el significado de la palabra “homosexual” con “idiota” o “estupido”. Por ejempo, la comparación que hizo con su reacción ante dos hombres besándose con una persona que escupe en la calle me pareció ofensiva. Yo he visto como con cristianos la escena con Jessica se repite pero con la persona recibiendo la burla siendo la persona acusada de ser homosexual. Muchas veces, no es que la persona es homosexual pero, en muchos ambientes, ser acusado de ser “homosexual” es una burla humillante, casi como ser llamado “idiota” o algo peor. Se escuchan murmullos y risas incomodas y se hace todo lo posible por confirmar que uno NO es homosexual. Con ese “reemplazo de significado” se desvalora la humanidad de la persona homosexual no importa cuantas veces se diga que se les reconoce su humanidad.
Mi punto es este, que la reacción del Cristiano ante el homosexualismo puede ser de incomodidad y no creer que es bueno. Está bien. Muchas personas se sienten igual con el Cristianismo. Pero, lo peligroso no es creer eso, pero de no reemplazar el significado del “homosexualismo” con otros significados como “tonto” “idiota” o “estupido”. Somos libres de expresar nuestras ideas pero NO somos libres de humillar a otras personas, en ningún contexto por ninguna razón. Yo creo que la libertad de la religión es muy importante, en algunas partes del mundo los Cristianos son perseguidos y creo que eso es algo que está mal en el mundo, pero también creo que está mal que las personas homosexuales también sean perseguidas y maltratadas en algunas partes del mundo. Supongo que me extraña que Ariel se sienta tan ofendido cuando, en realidad, lo anormal es ser Cristiano. Si los Cristianos también son la minoría, ¿es justo que ellos decidan para los demás las normas morales, la manera de ver la vida, la sexualidad, y cuantas cosas más?
El cristianismo y el homosexualismo no son "iguales". Y tal vez, sí, el homosexualismo es más aceptado en el "mundo" que el cristianismo. El homosexualismo es más aceptado, sí, pero también se usa como burla (aun entre no-cristianos). Los cristianos tenemos que tener MUCHO cuidado de que no hagamos un "pecado" más grande que otro. Supongo que también debemos tener cuidado de no hacer un pecado "menos" que otro, esa no era mi intención.
ResponderEliminarEso sí. Cuando yo hablo del homosexualismo, me refiero a la idea de que alguien se identifique de esa manera (como alguien atraido al mismo sexo). Tengo que decir, sin embargo, que aparte de eso, yo espero el mismo trato de todas las personas. Yo creo que el acoso sexual NO es acceptable de NINGUNA manera de ninguna persona de ningun sexo a ninguna otra persona. Eso es faltarle el respeto a la dignidad de las personas. Es una violación y no es aceptable.
ResponderEliminarCreo que tienes razón en el punto que enfocas, y de una u otra manera me hallo culpable de lo que dices, es sin embargo, como bien señalaste un tema muy delicado...
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