martes, septiembre 1

De conspiraciones, mala información y otras plagas electronicas


La ignorancia es madre del miedo.
Henry Home Kames (1696-1792) Juez y escritor francés.

No sé qué me molesta más. Aquellos malintencionados que los crean o los que sin decir ni pío se tragan el cuento entero. Hablo de las cadenas y otros correos mal intencionados que se encargan de desinformar y deformar la educación de muchas personas. Y es que los hay de todo tipo, desde aquellos que dicen que hotmail va a cerrar, (sería bueno ¿eh?) pasando por aquellos que aseguran que no sé en qué fecha y en que momento se podrá ver Marte desde la sala de tu casa del mismo tamaño que se ve la luna, llegando hasta aquellos que aseguran se morirá tu progenitor, tu progenitora, tu hermana y tu perro si no los envías a quince o veinte personas más.

No faltan aquellos que piden firmas para impedir que X película que atenta contra los principios morales sea exhibida y allí ves los miles de personas poniendo nombre, apellido y país de procedencia. Lo más curioso es que hasta ahora no he sabido de un solo caso en que el asunto haya funcionado. Aun así cada día en mi bandeja de entrada hay dos o tres de estos correos.

Siempre he sufrido de dos extrañas enfermedades. Una es la curiosidad y otra el escepticismo. Así que si a mi bandeja de entrada llega un correo diciendo que el dólar va a desaparecer y será sustituido por una moneda nueva llamada "Anmaro" o algo así, y el escrito hasta incluye un vídeo como prueba donde un tipo con toda la pinta de intelectual declara tener pruebas fehacientes de esta nueva moneda; mi primera reacción sera investigar un poquito más antes de soltar las campanas al viento y alertar a todos mis amigos que de deshagan de todos sus dolares. A veces la investigación no requiere de más que unos cuantas búsquedas en Google, donde un par de fuentes confiables y fidedignas, se encargan de desmentir el correo en cuestión y se acabo el asunto. No hay nada que temer una vez más.

No creo que el escepticismo sea lo mejor. Hay hechos en esta vida que son simplemente increíbles y nos parezcan lógicos o no, son certísimos y no hay nada que discutir. Pero tampoco soy partidario de caer en el otro espectro de creer todo lo que cae en mi bandeja de entrada, sobre todo aquellos que auguran paz, amor y prosperidad para aquellos que envíen el correo de vuelta (Créanme he mandado cientos de esos correos y no consigo ni paz, ni amor, ni prosperidad) o maldiciones violentas y crueles para quienes no lo envíen.

Hace poco llegó a mi bandeja de entrada un correo que hablaba sobre la conspiración detrás de la gripe porcina: Estados Unidos creo esta gripe con la intención de inyectarnos una vacuna con chip incluido que nos hará rendirle pleitesía al presidente de U.S.A que es nada más y nada menos que el mismísimo anticristo. Desde entonces he duplicado mis medidas de seguridad y me lavó las manos más seguido, no vaya a ser que necesite de una de esas vacunas y ¡zas! quedo sin querer con el 666 dentro de mi cuerpo.

Y así podría poner muchos ejemplos más de correos tontos que luego escuchas en boca de algún amigo como si fueran verdades fundamentales extraídas de una fuente fidedigna.
-¿Te enteraste que la gripe porcina fue creada por los gringos para esclavizarnos?
-No me digas...
-Sí, me mandaron un correo ¡con pruebas!

En fin, siempre habrá quienes se dediquen a inventar conspiraciones y quienes se dediquen a creérselas. De nuestra parte queda examinar cada cosa y no creérnosla sin antes hacer un análisis concienzudo, porque también hay cosas ciertas circulando por allí. Examinadlo todo, retened lo bueno. No solo debemos cuidarnos de los virus, spyware y troyanos, sino también de la ignorancia y las mentiras malintencionadas. Eso es todo por ahora, no olviden dejar su comentario o caerán sobre ustedes siete años de maldición y todas las plagas bíblicas. :-)

Ariel

1 comentario:

  1. ¡Ay, qué miedo!¡Mejor escribo, por si acaso... ¡Ja ja!Creo que lo peor es que algunos creyentes se sienten obligados a reenviar algún correo "para ayudar" a alguien (supuestamente enfermo, en situaciones super trágicas) que supuestamente va a recibir un centavo o alguna otra moneda por cada reenvío. Con solo pensar e investigar un poquito podemos ver que ese ofrecimiento es imposible. Sería bueno pensar cuántas necesidades pasan desapercibidas a nuestro alrededor, pero nos dejamos llevar por aquello de "... si no reenvías esto, no tienes corazón." Quizá si atendemos más las necesidades reales que están cerca de nosotros tendremos más discernimiento para no caer en esas trampas.

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