domingo, diciembre 2

La muerte.

La muerte ha sido un tema recurrente en mis últimos días. Cuando hace unos segundo decidí sentarme a escribir, pensaba hacerlo sobre otro tema, menos complicado. Sin embargo unos cuantos párrafos me hicieron regresar al tema que se ha estado planteando una y otra vez delante de mi: La muerte.
Hace algún tiempo conversaba sinceramente (de corazón a corazón) con una amiga sobre la muerte y lo que significaba para nosotros. Esa misma tarde realice mi rutina de recorrer las escasas librerías y tuve entre mis manos con toda la intención de comprarlo un libro de José Saramago titulado: Las intermitencias de la muerte. Y a lo largo de estos últimos días de una u otra manera la muerte aparece en mi vida. Lo que obviamente me ha llevado a pensar en mi manera de verla.
No le temo a la muerte es definitivo. Pensar en mi desaparición (física) de esta tierra no me aterra en lo más mínimo. Quizás el dolor o el sufrimiento me causan algunos resquemores pero el dejar de existir no me espanta. Tampoco es que lo desee, me siento muy bien ocupando este cuerpo flaco y ultimamente algo enfermo pero que no deja de ser cómodo. Al punto que quiero llegar es que la muerte en si (si llega a ocurrir) no me preocupa cuando se trata de mi muerte.
Sin embargo al hablar de la muerte de alguien a quién yo quiera es otra historia, el solo hecho de dejar deslizar la idea por mis pensamientos es dolorosa. pero entonces ¿A qué se debe que tema su muerte y no la mía? puedo considerar varias opciones: Egoísmo puro quizás, es decir mi muerte no significa un dolor para mí ni algo con lo cual deba lidiar; muerto no siento, no sufro (espero) en cambio el sobrevivir a la separación es lo doloroso. Una vez más eso puede ser un acto egoísta, lloro y sufro porque esa persona ya no esta conmigo aquí en la tierra aunque eso signifique que se encuentra mejor. Lloro y sufro no por la otra persona, lo hago por mi, porque he sido lastimado, porque de pronto me siento desamparado, porque he perdido algo. O quizás lloro porque me doy cuenta de que en algún momento me tocara a mi.
No sé creo que la muerte puede ser vista de muchas formas y por lo tanto tomada de la misma manera. Hay quienes prefieren ni siquiera tocar el tema. Creo que la muerte es parte de la vida, y que como tal hay que respetarla más no temerla y saber que si bien es cierto nos duele perder a alguien cercano, al morir queda en mejores manos que las nuestras.
Solo quería pensar un rato sobre la muerte. ¿Qué piensas tú?

1 comentario:

  1. Qué pienso yo? La verdad la muerte no me asusta. Es más, la veo, como decía Pablo, como ganancia. Y concuerdo contigo en que llorar por nuestros seres queridos que fallecen es puro egoísmo, EXCEPTO cuando éstos no conocen al Senior. Ahí sí creo que hay dolor por saber que se pierden. Recuerdo las palabras de Jesús a sus discípulos (parafraseando): "Si me amaran, se alegrarian porque voy al Padre".

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