
Los últimos días me he puesto al día con mis súper héroes favoritos: Wolwerine, Spiderman, Batman, Superman, los hombres X etc. Desde pequeño sufrí ( o mejor dicho disfruté) con ver a estos hombres, mutantes y extraterrestres luchar por la justicia, el honor, la moral, etc. Y aunque admirábamos sus extraordinarios poderes de regeneración, vista rayo laser, telas de araña o en el caso de Bruce Wayne (Batman) –un ser humano común y corriente como tú o como yo solo que con mucho dinero- los notables adelantos tecnológicos, admirábamos aun más el hecho de que fueran personas integras. A pesar de los poderes que podían hacerle mucho más sencilla una vida de villanías, ellos optaron por el bien, por la justicia etc.
Sin embargo habrá que ver las últimas ediciones de los comics (y algunas no tan recientes) donde todos los súper héroes (sin excepciones) pasan por una etapa de oscurantismo donde el “lado oscuro” se apodera de ellos y comenten crímenes tan o más atroces que contra los que lucharon. Todos los héroes tuvieron su caída, algunos más estrepitosa que otra, otros simplemente envejecieron o fueron derrotados por algún ser maligno. Triste final para nuestros héroes, más tomando en cuenta que al final eran la esperanza de la humanidad.
Sin duda que la decadencia de nuestros héroes tiene mucho que ver con la constante espiral descendente sobre la cual estamos. Antes era posible crear un mundo imaginario donde los héroes eran seres extraordinarios física y moralmente. Hoy, inclusive ese mundo de fantasía se ha corrompido y los héroes siguen siendo fuertes, pero ya no tan honestos. Quizás exagero, no sería nada nuevo, pero me parece que la desesperanza del hombre se ha filtrado por cada recoveco posible. Sin héroes de carne y hueso, sin héroes de ficción. La corrupción y putrefacción de este mundo traspaso desde nuestro mundo hasta los mundos imaginarios.
Kierkegaard dice que la desesperación es un buen síntoma pues significa que nos damos cuenta de que algo va mal. Pero ¿en realidad no estamos dando cuenta? O simplemente estamos desesperados porque este mundo va cuesta abajo y yo (sin querer) estoy dentro de él. La desesperación se ha hecho tan común que ni siquiera la percibimos. Política, economía, desastres naturales, todos se unen para decir: No hay esperanza.
Nunca he tenido problemas con diferenciar realidad de ficción, pero sí creo que nuestra ficción es un reflejo de lo que piensa el mundo, de lo que siente, de las cosas que le lastiman y le duelen. Francis Shaffer escribió una vez comentando sobre los semidioses romanos: “Un semi-dios tarde o temprano iba a decepcionar a sus seguidores porque el lado humano haría algo digno de un humano y no de un Dios” lo mismo ocurre con nuestros héroes, picados por arañas, multimillonarios, alterados genéticamente, etc, pero todos con raíz humana y por tanto condenados a fallar.
Dios sin embargo permanece inmutable. Y es al final la única fuente valedera de esperanza, los héroes humanos nos van a fallar, lo políticos, las instituciones (inclusive los héroes de la Biblia fallaron) pero Dios permanece como un principio eterno de amor, moral y valores que nunca jamás será alterado, derrotado o vencido como algunos han querido hacerlo. Sigo fascinado con los comics, aun me parecen entretenidos, solo que por unos segundos me hizo ver “con desesperación” que el mundo necesita esperanza.