miércoles, mayo 22

Ante la confusión de ¿qué es Panamá?

Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.
Aldous Huxley 
     Ha de ser porque cuando ocurrió todo era apenas un niño. O quizás porque después de haber escuchado tantas historias al respecto, visto tantas posturas, tantas bendiciones o maldiciones me sentía confuso con respecto a lo que en realidad sucedió durante diciembre de 1989 en Panamá. 


Ha de ser por eso que en las últimas semanas he estado devorando cuanto pueda sobre la invasión de Estados Unidos a Panamá, vale aclarar que no es que el material abunde, de hecho si no se rebusca bien uno pensaría que no existe nada al respecto. Inclusive siendo nosotros el único país en el mundo que tiene una materia en las escuelas titulada "Relaciones de Panamá con Estados Unidos" (como si todo fuera 2+2) la falta de información es sorprendente (Hace unos días descubrí un recurso valioso pero escaso aún, en la Biblioteca digital de Panamá) 

Sera porque mis recuerdos fueron creados siempre dentro del marco de la "Democracia" y tengo que recurrir a la memoria de mis padres para que me cuenten quien era ese Noriega, qué hacía, si era realmente malo o más bien un producto hollywodense para justificar una invasión. Las respuestas no suelen ser sencillas. Ante la incuestionable duda ¿era necesaria la invasión? aun los más fervientes nacionalistas suelen responder con un tímido: No pero... lo cual abre suficiente margen para creer que tal vez y solo tal vez era necesario aquel bombardeo, aquella matanza, aquel escupitajo en el rostro de la nación que nosotros como malos panameños hemos dejado escurrir, sin saber si secarnos o responder asqueados. 

Y es que hace apenas unos días conseguí uno de esos aparatos mágicos que sirven para leer y nada más (un precioso Kindle Ink que bien se merece un post aparte) y hurgando entre las opciones de libros electrónicos que ofrece Amazon me encontré con una joya increíble con respecto a la invasión: "Noriega y la invasión a Panamá" una compilación de artículos publicados por El País, antes, durante y un poco después de la invasión. ¡A tan solo 1.98!, (valga el comercial). La perspectiva "neutral" de periodistas extranjeros en el mismo momento de los hechos es invaluable para mi intento de comprender ¿qué paso en Panamá en 1989? O al menos eso pensaba yo. 

He terminado más confuso. A veces a uno le gustaría que la historia la escribiera Dan Brown o Ken Follet donde uno sabe bien quien es el bueno, quien es el malo y entiende y justifica quien hizo qué y porque. La historia de Panamá sin embargo repta entre la vergüenza total y el abuso, la patética reacción de mis paisanos, del ejército, de los políticos, del mundo no es más que un amasijo de incoherencias políticamente correctas, una maraña de convicciones vendidas al mejor postor. A veces me da asco este mundo. 

Y se los juro, mis ojos se han llenado de lágrimas en más de una ocasión, inclusive ahora mismo, me da dolor y vergüenza, me da orgullo a dosis pequeña pero sobre todo me da temor de que al vivir esta historia malamente contada, al mirar esta falta de pasado repitamos ridículamente la historia que nos llevó a 1989. Cierto, somos el país de moda, gozamos de grado de inversión y un sinnúmero de beneficios, sin embargo todo es tan joven, tan reciente, en cierta forma pareciera que Panamá apareció por arte de magia en 1990 y antes de eso nada pasó, nada importante, nada que advertir a futuras generaciones, nada que aprender, nada... 

Entiendo entonces porque somos lo que somos, porque votamos como votamos, porque dejamos que los que tienen el poder lo ostenten y abusen de él. Porque vivimos esperando el milagro de la lotería y jugando vivo sin importar a quien aplasto con tal de sobrevivir yo. Es que tenemos corta memoria, si es que acaso tenemos. 

Y yo sé que esto puede ser confuso, si se dan cuenta no me atrevo a decir que paso, yo no estuve allí y los escritos son contradictorios, seguiré leyendo, quizás llorando, seguramente sintiendo vergüenza, rabia, impotencia, y también seguiré esperando que Panamá mire su historia y quizás, solo quizás saquemos provechosas lecciones.